El año del chamán
El centro político llevaba siete décadas sin perder pie, y se acaba de hundir
Qué decepción fue 2016 para muchos. La primera mujer en el Despacho Oval. Reino Unido reforzando su compromiso con Europa. El conflicto colombiano, llegando a una paz consensuada. Nada de ello se ha cumplido. Los que sostenían la posición que soñaban mayoritaria en esta y otras batallas se preguntan por qué la gente ha votado contra lo que (para ellos) era el mejor resultado posible, la garantía de progreso. Se preguntan por qué van perdiendo.
El centro llevaba siete décadas sin perder pie, y se acaba de hundir. Puede que haya sido por la crisis económica: el intercambio de sacrificios en moderación salarial y flexibilidad laboral ya no trae consigo mejoras acumuladas en la red de seguridad y avances para los consumidores que se perciban tan grandes como antaño.
Quizás es una cuestión informativa: una perspectiva cuya razón de ser es la negociación, el punto medio, y abrirse a nuevas posiciones, no lo tiene fácil para competir en un mercado más abierto, donde la construcción de un traje cognitivo a medida es muy sencilla.
Tal vez es cultural: la apertura económica e informativa trae consigo la exposición a realidades disonantes, que tensan al máximo el día a día de quien sólo desea quedarse en su refugio.
Muchos discuten sobre el peso de cada uno de estos factores. Pero casi nadie se fija en que la respuesta a los tres pasa por el mismo punto. Construir un nuevo consenso equilibrado implica devolver al mismo tiempo las mejoras materiales, la percepción de que están teniendo lugar, y la seguridad que las envuelve. Es, en definitiva, una cosmovisión, una explicación del mundo, y una convicción atractiva sobre cómo mejorarlo.
Incluso las soluciones difíciles, ideadas por modestos individuos dispuestos a observar con mente abierta el mundo que les rodea, deben quedar iluminadas por una explicación convincente; porque hasta los mejores exploradores necesitan relatar sus hazañas. Un haz de luz que servirá a su vez para plantar batalla a quien jamás podrá ser convencido de que hay un mundo más allá de su nariz. La magia es necesaria para combatir la magia. Entramos en 2017, el año del chamán. @jorgegalindo
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