Viejas ciudades ocultas que salieron a la luz
Desde Pompeya a Angkor Wat, la arqueología ha librado a grandes urbes de un olvido de siglos
El descubrimiento reciente de nuevos vestigios en un enclave a 300 kilómetros de Atenas de la que pudo ser una gran ciudad de la Grecia Clásica hace 2.500 años trae a la memoria otros grandes hallazgos de urbes en otros lugares del mundo. Repasamos algunos de los más destacados.
Angkor Wat (Camboya)
Angkor Wat se mantuvo en la memoria del pueblo jemer como una construcción religiosa, la más importante que había creado su imperio a partir del siglo IX en lo que hoy es Camboya. La selva, sin embargo, se imponía entre la mayoría del pueblo y las reliquias de sus antepasados. Fue el aprecio de los extranjeros lo que dio a conocer este templo en occidente: varios fueron los misioneros que recogieron los testimonios que hacían referencia a toda una ciudad abandonada, como Marcelo de Ribadeneyra, como cuenta National Geographic España.
A mediados del siglo XIX un francés, Henri Mouhot, se empeñó en llegar hasta allí, y de sus entusiastas descripciones nació un interés que llega hasta nuestros días. Ahora, en uno de los centros turísticos más visitados del sudeste asiático, cada mañana cientos de turistas se sientan a esperar a ver aparecer al sol tras las cinco torres con forma de flor de loto del templo principal.
Pompeya (Italia)
Un enamorado de la antigüedad que antes de ser el mejor alcalde de Madrid fue un buen rey de Nápoles redescubrió Pompeya. La ciudad había quedado cubierta por la ceniza y el lapilli del Vesubio el año 79, pero también por el olvido. Con la esperanza de hallar esculturas espectaculares, el futuro Carlos III encargó en 1738 a un ingeniero español que arrancase las excavaciones de la zona, al sur de Nápoles. En ese momento, sin embargo, aún no se había determinado que los restos que surgían de la tierra correspondían a la antigua ciudad romana, pero el descubrimiento de villas y templos fueron dando forma, casi por ensayo y error, a una disciplina inexistente hasta entonces: la arqueología. Hoy, casi tres siglos después de los primeros hallazgos, la ciudad afronta un nuevo reto: la difícil conservación de los restos revelados.
Must Farm (Reino Unido)
Un desastre natural pudo ser la causa de que los habitantes de un pequeño oasis de lujo y comodidad en plena Edad de Bronce abandonaran de un momento a otro todas sus posesiones y dejaran intacto su asentamiento en Must Farm, cerca de Cambridge, para deleite de los arqueólogos que lo han descubierto excavando en el barro. La historia se asemeja a la de Pompeya en un aspecto: los objetos encontrados permiten sacar la instantánea de la vida cotidiana, pero en este caso de hace 3.000 años. Lanzas con empuñaduras, ropa de casa finamente tejida e incluso cuentas de cristal y ámbar importadas desde el continente y Próximo Oriente completan un ajuar arqueológico que tardará aún mucho en estudiarse por completo, como relata este reportaje de The Guardian.
Mohenjo Daro (Pakistán)
No hay signos de ostentación entre las ruinas de la ciudad de Mohenjo Daro. Todo un asentamiento humano al mismo nivel. Quizá por eso siguen existiendo multitud de enigmas sobre esta civilización del valle del Indo que se alza en la actual Pakistán, como explica National Geographic. Vivió ocho siglos de esplendor y de refinados sistemas de riego hasta su abandono en el siglo XIX antes de Cristo. Allí se mantuvo, a orillas del río Indo, esperando a ser redescubierta a principios del siglo pasado por un sinfín de arqueólogos, deslumbrados cuando encontraron en 1926 una estatuilla femenina de bronce, conocida como la bailarina, que se conserva en un museo de Nueva Delhi.
Machu Picchu (Perú)
Ni oír hablar de ella: los españoles que dominaron durante casi 300 años Perú no descubrieron jamás Machu Picchu, una de las mayores joyas que dejaron los incas. Residencia de descanso del noveno inca, Pachacútec, se cree que la ciudad también servía de santuario. Aunque el destino ya aparecía mencionado en textos del siglo XIX, el estudio científico de las ruinas no arrancó hasta 1911 con el redescubrimiento del sitio por parte de Hiram Bingham, un historiador estadounidense. La ciudad es un ejemplo de integración de la arquitectura y la naturaleza, a más de 2.400 metros de altitud.
Nevsehir (Turquía)
La historia es cíclica. Hace dos años las autoridades turcas pretendían urbanizar un área de Capadocia para construir viviendas. Al remover el suelo se encontraron lo que puede ser la mayor ciudad subterránea del planeta, en la provincia de Nevsehir, con una antigüedad fechada cercana a los cinco milenios. Aunque ya se habían encontrado algunos límites del asentamiento, no fue hasta esta nueva pretensión constructora cuando se comprendió la importancia del hallazgo.
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