_
_
_
_
red de expertos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Economía sostenible baja en carbono: el momento es ahora

Aprovechemos el Acuerdo de París, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Nueva Agenda Urbana para unir desarrollo y lucha contra el cambio climático

Impact Hub Madrid
Más información
La agricultura sostenible merece todo el protagonismo en Marrakech
Acuerdo de París: claves del pacto sobre cambio climático
Las ciudades del mundo tienen una nueva agenda: 13 claves para entenderla
Objetivos de Desarrollo Sostenible

En el último año hemos entrado en una etapa clave para nuestro futuro común, y en estas semanas suceden varios hitos clave. Por lo pronto, ya sabemos que el Acuerdo de París sobre cambio climático entró en vigor el pasado 4 de noviembre. Para ello se necesitaba que al menos 55 países que sumaran en total el 55% de las emisiones contaminantes globales completaran el proceso de ratificación. Y ha sucedido en un tiempo récord, en apenas 10 meses desde la celebración de la histórica COP21 de París que lo aprobara. Decimos histórica porque nunca antes en 23 años de complejas negociaciones de la ONU en torno al cambio climático se había logrado poner de acuerdo a casi 200 países de todo el mundo. París envió un mensaje rotundo a todos los Gobiernos, inversores, instituciones financieras, industrias, grandes empresas, emprendedores y población en general: el mensaje de que una economía baja en carbono e impulsada por energías limpias es ya una prioridad para todos los Estados y agentes económicos y políticos. No hay vuelta atrás.

También en 2015 se aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con los conocidos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), 10 de los cuales tienen relación directa con el cambio climático. ODS y lucha contra el cambio climático deben ir de la mano, como ya se ha analizado en esta misma sección recientemente. El problema es que esta alianza no siempre es evidente, pues es prisionera de las decisiones políticas que se tomen ahora, particularmente de aquellas que afecten a la expansión de las energías renovables, sin duda uno de los cuellos de botella.

Ya en octubre, la Conferencia Mundial Hábitat III recientemente celebrada en Quito (Ecuador), aprobó la Nueva Agenda Urbana (NUA) que va a guiar las políticas para un desarrollo sostenible de los asentamientos urbanos durante los próximos 20 años. No olvidemos que hemos tardado 200.000 años en ser 1.000 millones de personas (hacia 1830), y menos de 200 años en añadir 6.000 millones más, concentrando actualmente los sistemas urbanos y metropolitanos más de la mitad de la población mundial. Los procesos que aparecen en las grandes urbes del planeta, y que conocemos como metabolismo urbano, —importación de materiales, suelo, agua, energía y población, y generación de desechos, contaminación y deterioro ecológico y social— , son la causa de la insostenibilidad detectada. También en cierto modo son su efecto, pues los fenómenos urbanos son sumamente complejos. En definitiva, la batalla por la sostenibilidad a nivel global se bate en las ciudades. Según cómo las diseñemos y gestionemos, podremos o no cambiar de rumbo.

Acuerdo de París, ODS y NUA están pues intrínsecamente relacionadas. Su aplicación ha de tender a unos objetivos comunes. Sólo así lograremos dar pasos hacia una economía postcarbono y equitativa, y sistemas urbanos inclusivos y sostenibles. El desafío es mayúsculo. Tenemos que transformar el modo en que producimos, trabajamos, transportamos y consumimos de modo que los sistemas urbanos se autoabastezcan (en la medida de sus posibilidades) de materiales, alimentos, agua y energía y no se sobreexploten los sistemas de soporte, que diría Salvador Rueda. Sólo de este modo se aumentará su capacidad de resiliencia y serán más sostenibles a largo plazo.

Necesitamos una innovación disruptiva hacia la economía circular y las finanzas éticas al servicio de la economía real

Aunque el papel de las políticas públicas es y será fundamental, no podemos desdeñar la actividad del sector privado, pues en él reside la mayor parte de los puestos de trabajo y el grueso de la actividad económica que hay que ineludiblemente transformar. El compromiso de emprendedores, start-up, empresas y organizaciones privadas de todo el mundo resulta esencial. Además, en ellos reside buena parte de la capacidad de innovar y acelerar los cambios, y desde luego necesitamos una innovación disruptiva. ¿Hacia dónde? Hacia la biomímesis, la economía circular, las finanzas éticas al servicio de la economía real, la corresponsabilidad y la transparencia. Precisamos impulsar nuevas políticas de agricultura urbana, energías renovables, movilidad no motorizada, edificación sostenible, consumo de proximidad, conservación de recursos y protección de servicios ecosistémicos, reparación de los daños causados, etc.

Por fortuna hay multitud de ejemplos reales por todo el mundo en esta nueva dirección: innumerables ecoemprendedores y pymes ecológicas que están ya en este momento ofreciendo productos y servicios que nos ayudan a frenar el cambio climático y adaptarnos a él. La lucha contra el cambio climático ofrece enormes posibilidades para la creación de nuevos empleos en prácticamente todos los sectores. Por ejemplo, la Estrategia Europea para impulsar la Economía Circular va a generar numerosos puestos de trabajo en manufactura, reparación, reciclaje, nuevos servicios, bioeconomía, etc., en todas las regiones y a lo largo de todos los niveles profesionales.

Acaba de comenzar la COP22 de Marrakech, donde tenemos que convencer a los países desarrollados a que revisen sus objetivos de reducción de emisiones en el horizonte 2020 y sean aún más ambiciosos, y que incrementen su ayuda a los países más vulnerables ante el cambio climático, apoyen los proyectos de energía renovable en el continente africano y faciliten la transferencia de tecnologías limpias. El Acuerdo de París marcó una hoja de ruta basada en la innovación y la cooperación internacional. En Marrakech tenemos que pasar a la acción. El momento es ahora.

Luis Morales Carballo es responsable de relaciones institucionales de Ecopreneurs for the Climate, presidente de la Asociación de Empresas de la Economía Verde (ECOVE) y miembro del Consejo de Ecopreneur.eu (Federación Europea de Negocios Sostenibles).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_