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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

May dispara a sus pies

La primera ministra británica se ha pasado a las posturas más 'ultras' respecto al Brexit

Theresa May interviene en el Congreso de Partido Conservador en Birmingham.
Theresa May interviene en el Congreso de Partido Conservador en Birmingham.Carl Court (Getty Images)

La primera ministra británica, Theresa May, ha anunciado ante el congreso del Partido Conservador, el suyo, que activará el proceso de retirada de la Unión Europea (previsto en el artículo 50 del Tratado) en el primer trimestre de 2017. Es una buena noticia, porque reduce la incertidumbre sobre el futuro de su país — y de sus relaciones con la Unión— desencadenada por el Brexit del 23 de junio.

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Pero los acompañamientos de este anuncio son negativos. Sobre todo, la pretensión de que primará la obcecación (xenófoba) de priorizar la lucha contra la inmigración sobre el ideal del comercio libre plasmado en el mantenimiento de los lazos con el mercado interior comunitario.

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Esa opción antieconómica —todos los estudios demuestran que los beneficios económicos de la inmigración superan los costes de su acogida— atenta contra la tradición británica, que privilegia el libre comercio; contra los intereses empresariales británicos y contra la posición de la City.

May puede preanunciar que la negociación será dura, algo entendible tácticamente, aunque un tanto cándido, porque nadie en el continente desea una ruptura a cara de perro. Pero es también un disparo contra sus propios pies, y una demostración de que ya no hacen falta ultras —como indican la jefa dimisionaria del UKIP o sus estrambóticos ministros—, pues ella ha pasado a encarnarlos, traicionando su propia historia moderada.

Hasta ahora, la estampida del Reino Unido solo ha perjudicado de facto a los ciudadanos británicos, que han visto reducir la capacidad adquisitiva de su moneda en más de un 10%, mucho más del margen que serviría para estimular sus exportaciones. Y que ha sembrado incertidumbres sobre su futuro, sobre la inversión extranjera y sobre la continuidad de la política económica. Londres carece de plan, pero reclama una soberanía inexistente. Puede ejercerla saliendo mañana mismo de la Unión. Pero que deje de incordiar.

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