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Semana de la moda en París

París evita los riesgos

Louis Vuitton y Miu Miu apuestan por colecciones comerciales en la última jornada de la semana de la moda de la capital gala

Carrusel final del desfile de Louis Vuitton en París.
Carrusel final del desfile de Louis Vuitton en París.Pascal Le Segretain (Getty Images)
Carmen Mañana

Las cifras hablan y las pasarelas responden. Tras los atentados terroristas del pasado noviembre, las ventas en la industria de la moda han caído un 1,5% en Francia, según un estudio presentado el martes por la Cámara Sindical de la Costura, la entidad que representa a la industria del lujo francés. En París muestran sus trabajos marcas internacionales que compiten a nivel global y por lo tanto no dependen solo del mercado local, como recordó Ralph Toledano, presidente de esta institución. Pero, ya sea fruto de este escenario económicamente adverso o de una casualidad cósmica, los desfiles de primavera-verano que concluyeron este miércoles resultaron mucho más comerciales que arriesgados: desde el de Cèline al de Givenchy, pasando por el de Miu Miu y Louis Vuitton, que se celebró en la Place Vendôme.

Desfile de Louis Vuitton, en París.
Desfile de Louis Vuitton, en París.Victor Boyko (WireImage)

Nicolas Ghesquière considera esta plaza el corazón del chic francés y como un guiño hacia ella decidió estampar en varias camisetas de su nueva y otoñal colección la imagen de un fauno de piedra que corona la esquina donde tuvo lugar la presentación. Bajo la atenta mirada de la gárgola, mostró un trabajo menos complicado que hace seis meses y con la geometría de las prendas como hilo conductor. Arrancó con una serie de túnicas fluidas donde los cinturones elásticos dejaban al descubierto solo un lado de la cintura, después llegaron los leggins de encaje y los trajes de chaqueta con silueta capa en los que algunas piezas –solapas, cinturillas- abandonaban su ubicación natural para aparecer en lugares inesperados. Bajo los guardapolvos de cuadros príncipe de Gales surgían camisetas ceñidas de cuero. Un material que el diseñador explotó en la segunda parte del desfile dotada de cierta intención rockera pero sin resultar desafiante: cazadoras perfecto, minifaldas fruncidas en un lateral y un vestido palabra de honor con bustiers. Como cierre, el francés propuso vestidos en tul transparente a través de los que se percibían las hombreras negras y en los que dos rombos cubrían los pechos de las modelos. Para el buque insignia del grupo LVMH -el mayor conglomerado de empresas de lujo del mundo- el único calzado que necesita una mujer la próxima primavera-verano son una botas bicolores de media caña.

Desfile de Miu Miu en París.
Desfile de Miu Miu en París.ALAIN JOCARD (AFP)

Miuccia Prada volvió a las esencias en su desfile parisino para Miu Miu -su segunda firma- igual que hace una semana lo hizo en Prada. Quizás la caída de un 14,8% en sus ingresos durante la primera mitad del 2016 tenga algo que ver con la decisión de rescatar un discurso creativo de éxito probado. Sobre la pasarela, la italiana jugó a reinterpretar los vestidos de niña de los años sesenta, esa década que tan bien domina. Los culottes abombachados asomaban por debajo de candorosas minifaldas y levantaban la parte posterior de faldas tableadas. Acompañando a ambas, camisas de nido de abeja y abrigos de corte colegial. Los vestidos camiseros que recordaban al atuendo de una enfermera iban evolucionando hacia piezas más fluidas y rematadas a la cintura con largas lazadas.

Entre unos y otros, trajes masculinos de pata de elefante.

En la parte de baño, Prada no renunció al sentido del humor y propuso, además de bikinis de estética años cincuenta, unos alegres albornoces en estampados geométricos verdes, naranjas y marrones, seguidos de un traje de chaqueta y una falda en tejido de toalla.

Desfile de Miu Miu, en París.
Desfile de Miu Miu, en París.Francois Mori (AP)

Todas las modelos iban ataviadas con gorros de baño floreados. En sus pies, las chanclas planas de goma contrastaban con altísimos zapatos de tacón en raso y plataformas con forma de arrecife. La paleta de colores siempre es uno de los fuertes de las colecciones de Miu Miu y en esta ocasión Prada recurrió a los que protagonizan el perfume de la firma: rojo puro, azul cobalto y blanco. Una elección tan corporativa como seductora. En definitiva, un trabajo alegre y perfectamente trasladable de la pasarela a la calle sin necesidad de adaptaciones.

Moncler Gamme Rouge, una firma famosa por sus plumíferos, planteó su propuesta para la primavera-verano como un homenaje a Francia. Un ejército de modelos convertidas en gendarmes y uniformadas con chaquetones a rayas azules, plateadas y rojas (una suerte de reinterpretación de la bandera gala) cerraron el desfilen y salpicaron una presentación en la que no faltaron las piezas acolchadas, que constituyen el grueso de las ventas de la marca. Las maniquíes llevaban unos arneses, también con los colores de la bandera, de los que primero colgaban abrigos y después capas bordadas en cristales, a juego con una serie final de vestidos femeninos y más elaborados, que rompían con la estética deportiva que define a Moncler.

Cuerpos reales

Por fin se vieron sobre una pasarela cuerpos reales, imperfectos, bellos. Mujeres con jugosas caderas, con grandes pechos y también diminutos. Incluso un joven con un brazo amputado. Todos al desnudo. Mostrados como obras de arte entre las esculturas de la Ciudad de la arquitectura y el patrimonio de París. Pero solo se trataba del atrezzo. Al sonar la música, las modelos que mostraron la colección de Kenzo el pasado martes eran tan magras como las del resto de los desfiles de la semana de la moda de París.

Humberto Leon y Carol Lim se inspiraron en dos referentes conectados entre sí para la próxima primavera. El primero, la colección que Kenzo Takada -fundador de la firma que ahora dirigen- presentó en 1977 en Studio 54, con Jerry Hall como maniquí y Grace Jones cantando en directo. De este show rescatan los monos de corte ochentero, pantalones de PVC y las mangas de charol.

El segundo, el pintor y escultor español Antonio López, que documentó una etapa de la noche parisina en la que Takada fue fundamental. El resultado son una serie de chubasqueros reconvertidos en voluminosos vestidos y blusas; camisetas ilustradas con polaroids, cazadoras vaqueras abiertas en campana; camisas con las mangas en forma de estrella y piezas cubiertas por lentejuelas XL.

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