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De Alaska a Nueva York en 32 días por el Ártico

El cambio climático permite que un gran crucero turístico navegue por vez primera a través del Paso del Noroeste

El Crystal Serenity, en otro crucero en el Antártico.Vídeo: REUTERS - EL PAÍS VÍDEO

Un crucero va en camino de completar en 32 días la travesía que al explorador noruego Roald Amundsen le costó tres años en la primera década del pasado siglo. El Crystal Serenity es el primer crucero de grandes dimensiones —lleva a 1.600 personas a bordo— que navega por el Paso del Noroeste, el pasaje que comunica los océanos Pacífico y Atlántico en el Ártico canadiense. El buque de la compañía Crystal zarpó de Alaska el pasado 16 de agosto y tiene previsto atracar en Nueva York el 17 de septiembre. El deshielo de los polos a causa del calentamiento global ha supuesto que cubrir la ruta deje de ser una proeza heroica y ha abierto la puerta a un creciente negocio turístico y comercial que inquieta a expertos y ecologistas.

La expedición de Amundsen fue la primera que, entre 1903 y 1906, completó el Paso en un único barco. Estuvo dos años atrapada en una zona por la que ahora ha surcado el Crystal Serenity. Amundsen, quien cubrió la ruta del Atlántico al Pacífico, logró lo que no pudo hacer el británico John Franklin, quien desapareció en 1845 en el Ártico canadiense.

Ahora hay menos riesgos, pero siguen existiendo. Junto al crucero, de 249 metros de eslora, navega un barco rompehielos y de socorro. Hasta hace poco, resultaba imprescindible para navegar por el Ártico, pero el deshielo ha rebajado la urgencia.

Entre 1948 y 2013, la temperatura anual subió en Canadá 1,6 grados centígrados, por encima de la mayoría de regiones del mundo. El año pasado, la capa de hielo del Ártico se redujo al nivel más bajo jamás registrado en invierno. Algunos científicos prevén que en pocas décadas podría quedar libre de hielo en verano.

El año pasado, la capa de hielo del Ártico se redujo al nivel más bajo jamás registrado en invierno

Entre 1906 y 2006, un total de 69 barcos, la mayoría rompehielos, cruzaron el Paso del Noroeste. “Desde 2006, han sido varios centenares”, precisa por teléfono Michael Byers, experto en el Ártico e investigador en política global de la Universidad de British Columbia, en Vancouver (Canadá). Entre ellos figuraban buques turísticos —mucho más pequeños que el Serenity— y de transporte de carga, que reducen su periplo si navegan por el Ártico.

Byers no muestra preocupación por la seguridad del crucero. La naviera ha tomado muchas precauciones, incluido usar combustible ligero. A su entender, el problema es que “abre la puerta a viajes similares en el futuro, incluidos barcos más grandes, por parte de compañías que no están dispuestas a tomar las medidas de seguridad necesarias”.

Este especialista sostiene que los equipos de emergencia canadienses no están preparados para afrontar un accidente como el del Costa Concordia en la isla de Giglio (Italia) en enero de 2012, en el que murieron 32 personas. “El Ártico es infinitamente más peligroso que la costa de Italia", advierte Byers, quien recuerda que los helicópteros de emergencia tienen su base en el sur de Canadá, a más de un día de vuelo del Paso del Noroeste. La ONG ecologista WWF considera elevado el riesgo de accidente en esa zona y alerta de la dificultad de limpiar un posible derrame de petróleo en un área remota.

La ONG ecologista WWF considera elevado el riesgo de accidente en esa zona y alerta de la dificultad de limpiar un posible derrame de petróleo en un área remota

Crystal llevaba tres años preparando el crucero. Ante la enorme demanda, lo repetirá en 2017. La última parada del Serenity, que incluye múltiples servicios y ofertas de ocio a bordo —a 22.000 dólares (casi 20.000 euros) el pasaje más barato— fue Pond Inlet, un enclave con 1.500 habitantes, en su mayoría indígenas, en el extremo norte de Canadá, al que llegó el domingo. El miércoles, llegará a Groenlandia.

Byers aprecia una “terrible ironía”: el crucero permite llevar el turismo de masas a una zona aislada donde se aprecia el paisaje mágico del Ártico, pero tales travesías “generan emisiones muy altas de dióxido de carbono, por lo que contribuyen al cambio climático. Van a ver el Ártico antes de que desaparezca, pero al ir están acelerando el proceso”.

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