_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cenizas

Da la sensación de que la política española continúa bajo la sombra de la Guerra Civil

Manuel Vicent
Vista panorámica de la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.
Vista panorámica de la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.Bernardo Pérez

En esta grave crisis por la que atraviesa el país debería ser normal que el Partido Popular y el Partido Socialista pactaran una salida; para eso sería necesario que la derecha española fuera también normal, como en Europa, cosa que no sucede aquí. Por supuesto, los socialistas deberían facilitar con su abstención que gobernara el Partido Popular, pero a mi juicio existe un obstáculo insalvable. No es la economía, ni la reforma laboral, ni la ley mordaza, ni la educación, ni la sanidad, sino la toxicidad política que emite esta derecha lo que hace que el trato sea prácticamente imposible. Es muy difícil pactar con un partido que permite que el dictador permanezca en su panteón faraónico del Valle de los Caídos, un escarnio a la memoria colectiva, mientras pone todas las trabas posibles a desenterrar de las cunetas a los fusilados republicanos hasta hacer sentir a sus familiares que fueron los culpables de aquella tragedia. Para evitar el rechazo tóxico que provoca, esta derecha debería sacudirse de encima el franquismo larvado que aún la atenaza y cumplir dos requisitos básicos: entregar los huesos de Franco a su familia y condenar oficialmente el golpe de Estado del 18 de julio, algo que no ha sucedido todavía. El Partido Popular se comporta como el dueño del cortijo y siempre tiene a mano algún capataz dispuesto al insulto con la boca torcida al estilo tabernario. ¿Quién se atreverá a pactar con un partido imputado cuyo presidente está metido hasta las cejas en la pocilga de la corrupción? Tampoco la izquierda se ha liberado del resentimiento histórico de haber sido derrotada por las armas. Da la sensación de que en la política española persisten calientes todavía algunas cenizas de la Guerra Civil, que han impedido la verdadera reconciliación nacional, un veneno que ambos bandos no han acabado de purgar. Y así nos va.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_