Feminismo y polémica
Un artículo que criticaba la deriva del movimiento por la igualdad de las mujeres en Estados Unidos indigna a feministas españolas
El viernes 15 de julio, la portada de EL PAÍS en las ediciones de Madrid y Barcelona recogía a cinco columnas el atroz atentado perpetrado la noche anterior en Niza. Como saben, se produjo poco antes de las 23.00, y la noticia no llegó a todas las ediciones. Desde Argentina y Alicante he recibido protestas porque ni la de América ni la Nacional lo incluían. Pero nada comparable a la ola de indignación que ha provocado una tribuna de la escritora estadounidense Cathy Young que se publicó ese mismo día y en todas las ediciones, o a la desatada por un artículo —Animalismo, nazismo, izquierda—del escritor Francisco López Barrios, publicado el martes 19 de julio únicamente en la edición digital, por lo que ya he tratado el tema en mi blog.
En su tribuna, Las feministas tratan mal a los hombres, Cathy Young critica la supuesta deriva radical del feminismo en Estados Unidos. La escritora asegura: “Gran parte de la retórica feminista actual ha cruzado la línea que separa las críticas al sexismo de las críticas a los hombres, y se centra en el comportamiento personal”. Para Young, el movimiento empezó a cambiar, “en los años setenta con el ascenso del feminismo radical y su eslogan ‘lo personal es político’. Autoras como Andrea Dworkin y Marilyn French representaron a los hombres corrientes como los brutales soldados de a pie del patriarcado”.
Prueba de que caben opiniones diversas es la tribuna de la escritora Ana Merino del pasado jueves
Con la tinta del artículo aún fresca comenzaron a llegar las quejas. Asunción Oliva Portolés, del Consejo del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid, expresaba así su total discrepancia con Young: “Las feministas españolas no hemos entrado en esa dinámica, y si eso ocurre en EE UU me parece intempestivo traerlo a colación en nuestro país en donde se puede dar la impresión de que el feminismo es eso para regocijo de aquellos y aquellas que solo buscan denigrarlo”. Luisa Posada Kubissa, profesora de Filosofía de la Universidad Complutense y miembro del mismo Consejo, me envió una réplica al texto de Young en la que, entre otras cosas, afirma: “Decir, como dice Cathy Young en su periódico, que ‘las feministas tratan mal a los hombres’ podría parecer un chiste malo, si no fuera porque pretende ser una afirmación descalificadora del propio feminismo. Y porque amplificar esta intención en EL PAÍS implica querer conferirle carta de autoridad y contribuir al descrédito del mismo”.
La escritora Laura Freixas se declara también disconforme con el artículo y con su publicación: “Primero, porque nos parece alarmante que cuando miles de mujeres en todo el mundo son asesinadas y violadas por hombres (por mencionar solo los síntomas más escandalosos de la desigualdad), EL PAÍS publique un artículo que ataca, no a los responsables, por acción u omisión, de semejante estado de cosas, sino a las feministas que lo denuncian. Segundo, porque dar voz a tan pocas mujeres, pero hacerlo con una que defiende tesis antifeministas, es una vieja y burda estrategia patriarcal (ya utilizada por los enemigos del voto femenino a través de Victoria Kent) en la que un periódico como EL PAÍS, tradicional referente del lectorado progresista y democrático, no debería caer”.
Tratándose de una tribuna, he pedido al jefe de Opinión, José Ignacio Torreblanca, que responda a las críticas. “El Libro de estilo de EL PAÍS dice en su punto 3.3 que, al contrario que la información, que está basada en ‘hechos’, la opinión está basada en ‘juicios”, explica Torreblanca. “La tribuna de Cathy Young, que también fue publicada por The Washington Post, expone su personal juicio de valor sobre determinadas actitudes de algunas feministas. Publicar dicho artículo no implica que este diario endose sus opiniones ni compromete su línea editorial. Al contrario, refleja que este diario cree en la necesidad de un debate plural en el que quepan opiniones diversas aunque, como en el caso, puedan resultar polémicas y generar controversia”.
Prueba de que caben opiniones diversas es la tribuna de la escritora Ana Merino del pasado jueves —Por la igualdad en la poesía—, en la que elogia la aportación del feminismo al humanismo en general.
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