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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un PSOE responsable

Los socialistas tienen que definir un camino para evitar nuevas elecciones

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la presidenta andaluza, Susana Díaz, durante un acto celebrado en Jerez de la Frontera el día 6 de junio.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la presidenta andaluza, Susana Díaz, durante un acto celebrado en Jerez de la Frontera el día 6 de junio.JUAN CARLOS TORO

Aunque solo dispone de 85 diputados, el Partido Socialista sigue siendo la segunda fuerza de este país. Vistos los resultados electorales, es lógico que haya decidido pasar a la oposición. Una vez allí puede, con una gestión responsable, hacerse valer como la única alternativa al PP y comenzar así a recuperar el favor de los votantes.

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Sin poder formar un Gobierno alternativo al PP, tiene sentido no impedir el gobierno de la fuerza más votada. Por ello, de la reunión del comité federal de hoy debería salir el mensaje de que los socialistas están dispuestos a terminar con siete meses de parálisis política, un objetivo difícil de alcanzar si se bloquea cualquier Ejecutivo encabezado por Mariano Rajoy.

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No todo depende del PSOE. En rigor, el PP puede gobernar sin necesidad de que los socialistas le ayuden en la votación de investidura. Lo ideal es que el PP llegara a ella habiendo armado un pacto más coherente ideológicamente, con Ciudadanos como base principal, más los apoyos posibles de otros pequeños partidos. O asegurarse, por lo menos, de que el candidato popular es capaz de alcanzar la mayoría relativa en la segunda votación de investidura, es decir, que no recibirá más votos en contra que a favor.

Pero lograr tales objetivos es problemático si al PP no le queda mejor carta que la abstención de los demás. Entonces, la respuesta debería articularse en función de los intereses generales. No es preciso implicarse en coalición alguna con el adversario político, ni votar a su favor, sino abstenerse para permitirle la formación de Gobierno a los solos efectos de facilitar el comienzo de la legislatura y alejar el fantasma de unas terceras elecciones que nadie quiere. Esto no es exigible solamente al PSOE, pero sin su iniciativa es muy probable que la operación fracase.

Eso es lo que le reclamamos: iniciativa, sacar rendimiento de esa abstención, negociar con el PP desde una posición de fuerza, explicarles a los ciudadanos por qué se hace, en qué condiciones, con qué ventajas. Eso es lo que le reclamamos: salir de la indefinición, del silencio, del tacticismo mediocre y enseñar las cartas, con claridad, con confianza en el proyecto propio, en la contribución que se puede hacer a la sociedad y en el futuro del partido.

Es verdad que dar vía libre al Gobierno de Rajoy no es la única opción con la que cuenta Sánchez: también puede jugar a que el candidato del PP se estrelle en la investidura, lo que le obligaría a presentarse él mismo. Pero esa opción es casi inverosímil tras el fracaso cosechado cuando trató de ser investido en marzo, momento en el que contaba con algo más de fuerza que ahora.

Más allá de las diferentes opciones que pueda barajar el PSOE, lo que es difícilmente defendible es el silencio de Pedro Sánchez desde la noche electoral. Renunciar a dar explicaciones sobre la estrategia que planea seguir y delegar en otros la toma de posición en un asunto tan crucial es una actitud impropia del líder de la segunda fuerza. Lo que Sánchez y sus colaboradores no pueden hacer es decidir sobre el futuro de España pensando en el próximo congreso del PSOE, la posición personal del líder o su eventual sucesión, porque eso es irrelevante para la ciudadanía. Decidido un camino, al secretario general le corresponde ponerse al frente, si es que se siente identificado con ese camino y capaz de emprenderlo. No es más confusión lo que necesitan los votantes socialistas, sino liderazgo, visión y claridad en los planteamientos.

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