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RED DE EXPERTOS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una España intrascendente

El país toca suelo en su implicación contra el sida, la tuberculosis y la malaria mientras el resto de países del mundo aumenta su ayuda

Una enfermera en un centro de detección del VIH en Bangkok (Tailandia).
Una enfermera en un centro de detección del VIH en Bangkok (Tailandia).Trinn Suwannapha (Banco Mundial)
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La lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria es un asunto global que implica a todos los países del mundo, sin excepción. Así, los más de 190 países de Naciones Unidas, firmaron el año pasado los Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuyo objetivo número 3 pretende "alcanzar en 2030 la cobertura sanitaria universal y el fin de estas tres pandemias". Es factible. Lo aseguran los mayores organismos de salud del mundo y cientos de organizaciones: podremos verlo a través de políticas eficaces, la defensa de los derechos humanos y una inversión adecuada durante todos estos años.

España debe formar parte de ese hito, ser un ejemplo en esta lucha. Y a día de hoy no lo es. Lo demuestran varias cosas:

Ausencia en la reunión internacional más importante de sida

Quizá la más icónica ha sido su ausencia en la Reunión de Alto Nivel de Naciones Unidas celebrada durante la pasada semana en Nueva York; una reunión de en la que gobiernos de todo el mundo y sociedad civil discuten y acuerdan los objetivos, las estrategias y las políticas del futuro para frenar el sida.

¿Cómo es posible que el Gobierno no haya mandado a ninguna delegación compuesta por representantes del Ministerio de Salud o el Ministerio de Exteriores a una reunión tan importante? Ni las excusas de presupuesto o agenda —las ofrecidas por el Gobierno al ser preguntado por este asunto— sirven. Es fundamental una presencia con liderazgo por parte del Gobierno de España en los foros globales en los que se discuten estos asuntos.

Desde Salud por Derecho hemos asistido a cada una de las Reuniones de Alto Nivel sobre sida de Naciones Unidas, ocurridas en 2006, 2008 y 2011. En todas hubo una representación oficial importante. Este año, en el que todos los países han firmado un documento conjunto en el que se comprometen a financiar la respuesta al sida, hemos observado incrédulos la falta de interés del Gobierno en esta materia.

Gobierne quien gobierne a partir de junio tiene un deber innegociable: ayudar a acabar con estas pandemias en 2030

Y este desinterés se hace más chocante teniendo en cuenta que, hace apenas unas semanas, todos los partidos aprobaron por unanimidad en el Congreso una Proposición no de Ley (PNL) para "apoyar definitivamente la lucha contra el sida y contribuir al fin de la pandemia en 2030". La PNL tenía como objetivo, en primer lugar, "mandatar" al Gobierno en funciones a enviar una presencia importante a la Reunión de Alto Nivel y, en segundo lugar, urgirle a comprometerse de nuevo con la financiación del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria durante la Conferencia de Donantes del Fondo Mundial, que tendrá lugar en septiembre. A esa reunión, dice la PNL, el gobierno debería llevar “una posición de país, contundente y a la altura de las circunstancias”.

Hemos fallado estrepitosamente en la Reunión de Naciones Unidas: veremos qué ocurre en septiembre.

Deudor del Fondo Mundial

España, hasta 2010, fue un donante fundamental en la lucha contra estas enfermedades a través del Fondo Mundial, una organización que desde su creación en 2002 ha salvado más de 17 millones de vidas a través de los programas que financia e implementa en los países más afectados. Si la década pasada España llegó a comprometer más de 600 millones de euros al Fondo Mundial, desde 2011 no aporta ni un solo céntimo, habiendo, además, dejado a deber parte de esa suma. Mientras tanto, países como EE UU, Francia, Nueva Zelanda, Japón, Canadá, Portugal o Italia ya han anunciado para la conferencia de septiembre un aumento en sus contribuciones al Fondo Mundial.

La necesidad de aumentar los fondos para cooperación quedó sellada por otras dos PNL registradas hace semanas por Podemos y Ciudadanos, con las que, entre varias cosas, piden "aumentar la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) hasta alcanzar el 0,4 % de la Renta Nacional Bruta en el medio plazo y marcando el 0,7% como objetivo ineludible en el menor tiempo posible". A día de hoy se encuentra en 0,13%, al nivel de los años ochenta. Soluciones hay muchas: por ejemplo, con un 5% de lo recaudado en España por el Impuesto a las Transacciones financieras, actualmente en negociación por 11 países de la UE, se podría llegar a recaudar unos 250 millones de euros, con los que España estaría ayudando de manera fundamental a la financiación del Fondo Global para frenar las enfermedades.

La transcendencia de nuestro país para con el mundo queda reflejada en momentos como el actual. Desde las pasadas elecciones de diciembre hemos trabajado con los diferentes partidos para conseguir un compromiso en la respuesta al sida. A través de la campaña Comprometidos, conseguimos el compromiso de Podemos, IU-UP, UPyD y PSOE con el Fondo Mundial. A día de hoy, seguimos esperando el del PP y Ciudadanos.

Gobierne quien gobierne tras las próximas elecciones, debe recuperar los niveles de ayuda de la década pasada, enviar una representación notoria a las reuniones globales sobre estas pandemias, establecer políticas eficaces para erradicarlas, incrementar unos niveles de cooperación, y volver a financiar el Fondo Mundial como el resto de países de nuestro entorno. España debe comprometerse, al fin y al cabo, a ser parte del mundo que cambió el mundo.

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