Villar es el maestro y Blatter el discípulo
Seguro que el presidente de la Federación tiene dispuesta la huida hacia adelante; destino, la UEFA
Michel Platini supo que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) reducía el periodo de inhabilitación impuesto por la FIFA (de 6 a 4 años) pero no retiraba la sanción, pronunció la frase rimbombante de la semana —“es una profunda injusticia”— y, a continuación, dijo que renunciaba a su cargo de presidente de la UEFA (la organización que dirige el fútbol europeo) para concentrarse en defender su inocencia. La decisión llega con retraso; debió tomarla cuando la FIFA le sancionó por recibir dos millones de francos suizos de la FIFA de Blatter en 2011 por trabajos poco definidos realizados para la organización. Blatter, cuyo imperio de intereses y silencios se ha derrumbado estrepitosamente, tampoco se ha esforzado en aclararlos. En síntesis, a Platini se le acusa de infringir los artículos 19 y 20 del código ético de la FIFA; así se descubrió, para pasmo de muchos, que la FIFA tenía un Código Ético. Los más sarcásticos suponen que el primer borrador del código se encargó a Bernard Madoff.
Y una vez que ha renunciado Platini ¿quién asoma en el horizonte como presunto candidato a presidir la UEFA? Pues Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) durante los últimos 28 años, brillante tejedor de un mundo futbolístico de ayudas recíprocas entre clubes y federación (ahí está el caso del supuesto trato de favor de la RFEF al Recreativo de Huelva para demostrarlo), boicoteador impenitente de los acuerdos económicos de la Liga, hostil a las autoridades políticas y a las privadas del fútbol y siempre al servicio del equipo de gestión Blatter, el mismo grupo que ha tenido que ser disuelto por la policía (¡incluido el FBI!) y los tribunales como si se tratara de un gang de traficantes de alcohol en los violentos años veinte.
Si Villar pasara a presidir la UEFA ¿en qué mejoraría la organización? La respuesta es obvia: entre cero y nada. Con mohínes remilgados, desde el entorno de Villar se asegura en primera instancia que el presidente “solo piensa en las elecciones de la Federación española”; otros correos procedentes del mismo lugar dicen que Villar sopesa presentarse como candidato a presidir el fútbol europeo (condiciones y fecha de la elección a decidir el próximo 18 de mayo); y terceros strogoffs dan por hecho sin más que será candidato. Mal asunto cuando se juntan las zalamerías hacia el presente (la RFEF) con un futuro interesadamente emborronado. Una casa de apuestas daría doble contra sencillo a que Villar tiene ya dispuesta la huida hacia adelante.
En España solo le quedan sinsabores orquestados por una oposición firme, pero poco espabilada (el Consejo Superior de Deportes, la Liga de Fútbol Profesional), y algunos varapalos judiciales; en Europa puede labrarse otros 28 años de contubernios y buena vida, porque, como es sabido, Villar es eterno (tuvo principio, pero no tendrá fin). Además, sus adversarios están construyendo el puente de plata para que Villar acabe en la UEFA. Así dejará libre la RFEF. Entre tanto cálculo y tanto sopesar acabará resultando que, en lo que sea que hagan, Blatter era el discípulo y Villar el maestro.
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