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PORQUE LO DIGO YO
Columna
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Marxismo ‘chanelismo’

A diferencia de Kim Jong II, que ha mantenido el negocio familiar, Tony Castro podría labrarse una deslumbrante carrera en la moda

Desfile de la colección crucero de Karl Lagerfeld para Chanel, el pasado 3 de mayo en La Habana.
Desfile de la colección crucero de Karl Lagerfeld para Chanel, el pasado 3 de mayo en La Habana.Ramon Espinosa (AP)

La nueva colección de Chanel está inspirada en la revolución cubana. Dominan los tonos verde olivo con un punto chic rabiosamente guerrillero. Los accesorios incluyen boinas de look Che Guevara para resaltar la frescura marxista-leninista de la temporada primavera. Y los estampados reproducen el parque automotor de la isla, lo que los diseñadores llaman "escasez de hidrocarburos fashion style". Pero lo más rompedor ha sido la asistencia al desfile -junto a Gisele Bündchen, Karl Lagerfeld y Vin Diesel- del nieto de Fidel Castro, el adolescente Tony Castro Ulloa.

#CheapThrills

Posted by Pop Estudio Cuba on Tuesday, May 3, 2016

Rumores cubanos aseguran que Tony planeaba desfilar, pero alguien le explicó que eso mataría al abuelo de un infarto. Para no frustrar del todo al chico, sin embargo, sí se le permitió posar discretamente para el fotógrafo Brian Canelles de Easy Photography. A diferencia de Kim Jong Il, que ha mantenido el negocio familiar, Tony tiene ambiciones propias y podría labrarse una deslumbrante carrera en el mundo de la moda.

No muy lejos de ahí, en Miami, los opositores castristas exiliados llevan más de 60 años tratando de derrocar al régimen. Conspiran en cafeterías, se lamentan en eventos culturales y entrenan invasiones en los pantanos, sin el menor éxito. Se han arrugado, han encanecido y lo más triste para ellos: sus nietos son ciudadanos norteamericanos con más interés por Facebook que por la política caribeña. No los ha derrotado Fidel. Los ha derrotado la Historia.

Pero el desfile de moda de la semana pasada y el pequeño Tony también han derrotado a Fidel, volviéndolo más decrépito, y regalándole su propia caricatura prêt-a-porter. Y es que, al final, el tiempo implacable nos alcanzará a todos... Menos a Chanel.

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