Tallas grandes
En vez de apreciar a las rellenitas, hemos decidido buscarles otros nombres. Empleamos miles de eufemismos desesperados para evitar la palabra tabú
El mundo debería admitir que las gordas son sexis. Un cuerpo grande es una apetitosa invitación a perderse en su geografía. Y resulta refrescante ante el aburrimiento de millones de mujeres empeñadas en verse iguales.
Sin embargo, en vez de apreciar a las rellenitas, hemos decidido buscarles otros nombres. Desde el tradicional "entradita en carnes" hasta el actual "talla grande", empleamos miles de eufemismos desesperados para evitar la palabra tabú. Nuestra filosofía: "No le digas lo que es. Ya tiene bastante con serlo".
Incluso las aludidas reproducen esos prejuicios. Por ejemplo la cantante Adele, que ha sufrido ácidas críticas por su sobrepeso. Su vida será llevada al cine, y ha corrido el rumor de que el papel protagónico recaería en la actriz Rebel Wilson, la voluminosa de Dando la nota. Adele ha reaccionado con furia. Y ha remachado públicamente: "Solo porque soy de talla grande no significa que tenga que ser ella quien me interprete".
Traducción al español: "Yo soy de huesos anchos pero Rebel sí es gorda."
Casi el mismo día, la revista Glamour incluyó a la comediante Amy Schumer en su lista de estrellas plus size. Schumer se quejó amargamente en redes sociales. Según afirmó: "No tiene nada de malo ser de talla grande" pero ese no es su caso.
Léase: "No soy gorda, solo bajita de tórax."
En nuestra sociedad de consumo, el ideal de belleza es parecer un perchero. Eso sí, buscamos constantemente nuevas palabras para maquillar nuestros viejos prejuicios. Personalmente, puedo prometer no decir "gorda", pero sería menos hipócrita -y mucho más placentero- que todos apreciáramos la belleza de un cuerpo diferente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.