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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La soledad de Rousseff

El abandono del Gobierno brasileño por parte del PMDB deja a la presidente frente a una complicadísima situación

Dilma Rousseff, durante una rueda de prensa ayer en Brasilia.
Dilma Rousseff, durante una rueda de prensa ayer en Brasilia.EVARISTO SA (AFP)

El abandono del Gobierno del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), lejos de ayudar a solucionar la profunda crisis institucional que atraviesa el país, contribuye a debilitar todavía más la posición de la presidenta Dilma Rousseff, quien ha visto cómo su partido se encuentra sumergido en el mayor escándalo de corrupción de la historia reciente de Brasil al tiempo que el Congreso tiene abierto un proceso de destitución contra ella.

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Rousseff se enfrenta a una triple tarea que puede terminar por revelarse imposible. En primer lugar, debe hacer frente al escándalo de corrupción de la petrolera Petrobras que ha afectado de lleno al Partido de los Trabajadores (PT) llegando incluso al expresidente Lula. Hasta el momento no han aparecido pruebas que impliquen directamente a Rousseff en la trama, pero necesita dar un golpe de timón que la sitúe definitivamente lejos de toda sospecha. La justicia debe actuar hasta sus últimas consecuencias y la presidenta debe colaborar sin vacilación para aclararlo todo.

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En segundo término, Rousseff debe afrontar un impeachment que puede tener importantes consecuencias que trascienden su situación personal. Aunque es cierto que el proceso de destitución presidencial existe en la legislación brasileña también lo es que no está concebido como arma política sino como recurso penal. Pero el que esté siendo mal utilizado por la oposición no justifica en ningún caso que la jefa del Estado lo califique de “golpe de Estado”. Por su parte, el Congreso debería recordar que Brasil es un sistema presidencialista y no parlamentario por decisión explícita del pueblo brasileño en el referéndum celebrado el 21 de abril de 1993.

Y lo más importante: Rousseff debe gobernar para tratar de remontar la profunda crisis económica que amenaza con llevarse por delante los logros de décadas.Rousseff tendrá que hacer todo esto, tras la ruptura con el PMDB, más sola que nunca.

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