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Tribuna
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La otra cara de la humanidad

Miles de personas están en París para la Cumbre histórica de Cambio Climático. Nuestros líderes tienen la oportunidad de cambiar el rumbo de la humanidad por uno verdaderamente sostenible

Durante dos semanas todos los países del mundo tienen la oportunidad de negociar un acuerdo lo suficientemente transformador, ambicioso y equitativo para hacerle frente juntos al cambio climático. Tienen en sus manos la posibilidad de garantizar un futuro seguro para nuestra generación y para las venideras.

El cambio climático es uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentaremos como sociedad. Todos los países del mundo están sintiendo sus efectos. Centro América, una de las regiones más vulnerables, está enfrentando una de las crisis hídricas más graves de su historia. En Nicaragua, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y Panamá hay 2.5 millones de personas en riesgo de inseguridad alimentaria, según información proveída por sus gobiernos.

California enfrenta una situación similar. En enero el gobernador Jerry Brown tuvo que declarar estado de emergencia para poder lidiar con la escasez hídrica. Según la Universidad de California, esta situación le costará a la economía californiana 2.700 millones de dólares este año. La sequía, intensificada por el cambio climático, es una realidad que ya viven muchos países en el mundo.

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Lo mismo ocurre con los fenómenos climáticos extremos que ocurren con mayor frecuencia y con más energía que nunca. Hace un mes el huracán Patricia, el más intenso jamás registrado en el hemisferio occidental, pasó por la costa de México e impactó a 10.000 personas. Al mismo tiempo, el tifón Koppu llegó a las costas de Filipinas: desplazó cerca de 60.000 personas y causó más de 60 muertes.

Estos son tan solo algunos ejemplos de los embates del cambio climático a lo largo y ancho del planeta. Por esa razón, necesitamos un acuerdo global que nos encamine hacia la realización de objetivos comunes: reducir drásticamente nuestras emisiones de gases de efecto invernadero por medio de la descarbonización de nuestra economía y la conservación de nuestros bosques, adaptar nuestra sociedad y sectores productivos a las nuevas condiciones del clima, y responder colectivamente a los daños y pérdidas que sufriremos a raíz del desajuste climático que hemos desencadenado. Asimismo, porque sabemos que no resolveremos todo de un solo plumazo, necesitamos que este acuerdo garantice que todos los países acelerarán sus esfuerzos antes de que el acuerdo entre en vigor en el 2020, y que incrementarán sus metas respectivas periódicamente para avanzar hacia estos objetivos comunes con la urgencia necesaria. Para ello, es fundamental que se comprometan los fondos tanto públicos como privados necesarios para financiar esta gran transformación.

Esta es una cumbre histórica. Es la primera de que comienza con un movimiento climático global unido, con compromisos de más de 175 países del mundo –que representan más del 95% de las emisiones-- sobre la mesa, con líderes empresariales y religiosos movilizándose y con la comunidad científica climática respaldando el llamado a una acción colectiva e inmediata.

Aunque aún quedan grandes temas contenciosos por resolver en las siguientes dos semanas, París inauguró una cumbre climática que muestra otra cara de la humanidad: una deseosa de responder colectivamente a este desafío común, de brindar un futuro mejor a nuestros hijos y a las generaciones que nos seguirán.

París es donde el rumbo de nuestro desarrollo puede cambiar por uno mejor. En las siguientes dos semanas necesitamos que nuestros gobiernos, con una visión de futuro y basados en principios de equidad, corresponsabilidad y cooperación, tomen las decisiones necesarias para responder a este desafío y darle impulso a esta gran transformación en marcha. En la capital francesa, los llamamos a que, juntos, muestren otra cara de la humanidad.

Mariana Panuncio, directora de Cambio Climático para WWF LAC

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