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Tentaciones
modas

Modelos desnudos contra la tiranía de los capos de la moda

El diseñador Arkadiusz Weremczuk crea una colección de ropa invisible para denunciar los abusos y la falta de originalidad de la industria

Enrique Alpañés

Exteriores bucólicos, interiores barrocos, guiños a la homosexualidad, moñetes masculinos, tatuajes,... El lookbook de la nueva colección de Arkadiusz Weremczuk (Polonia, 1969) es moderno y estético. El paradigma de lo cool. Pero no han sido estos valores los que han llamado la atención de la prensa especializada sino otros algo más carnales. Los modelos aparecen totalmente desnudos. La última línea del que fuera discípulo de Alexander McQueen (algunos lo han descrito como su heredero estético) no tiene ni un centímetro de tela. Nada. Entonces ¿qué es lo que nos quiere vender este modisto polaco? La respuesta la encontramos en el comunicado de prensa que acompaña a las fotos. Invisible Collection supone “un rechazo rotundo a la crueldad de la industria de la moda, que usa a la gente, somete a los diseñadores creativos a un exceso de trabajo inhumano y potencia las fábricas de explotación baratas para producir más y más, mientras gastan menos y menos”. Nada pues de desnudos gratuitos. Detrás de cada culo, de cada teta, hay un mensaje crudo y contundente. La avaricia de la industria está acabando con el talento de los artistas. La moda está muriendo de éxito.

La abrupta marcha de Raf Simons de Dior sorprendió al mundo hace apenas un mes. En una entrevista con System magazine el belga explicaba las razones de su marcha. “Todo se hace en tres semanas, máximo cinco. Cuando pienso en mi primer show para Dior, en julio de 2012... estaba preocupado porque sólo teníamos ocho semanas”, confesaba. “Técnicamente hablando funciona. ¿Lo hace emocionalmente? No”. Simons hablaba de un horario cuadrado al minuto, de jornadas que se alargaban hasta la medianoche y de falta de tiempo para incubar ideas. Hablaba de la muerte de la inspiración en pos de la creación express. Muchos ven motivos similares tras la ruptura en los últimos meses de otros dos grandes con las marcas de alta costura. Alber Elbaz ha abandonado Lanvin, Alexander Wang no ha renovado su contrato con Balenciaga. Ya hay quien habla de terremoto en el mundo del lujo.

“Tenemos que volver al punto en que dábamos emociones, no sólo producto. De lo contrario será sólo ropa, no moda”.

Simons creaba seis colecciones al año. Su caso no es para nada excepcional. Wang realizaba cuatro colecciones para la firma Balenciaga, dos para su propia marca y una para más la línea jóven T by Wang. Siete en total. Pero la palma se la lleva Karl Lagerfeld. A sus 82 años, el kaiser de la moda continúa incombustible. Realiza seis colecciones al año para Chanel, tres para Fendi y dos para su propia firma. 11 en total.

Suzy Menkes, editora internacional de las 19 ediciones de Vogue y una de las personas más influyentes del mundo de la moda, avisaba hace un mes del riesgo de colapso que sufre la industria en un interesante artículo. “Al igual que un pájaro en una jaula de oro , la gente creativa de las principales casas de moda tiene de todo”, argumentaba, “un círculo de asistentes , conductores , viajes en primera clase, acceso a viviendas elegantes y clientes famosos. Tienen de todo menos tiempo”.

Arkadiusz se muestra totalmente de acuerdo. “La industria está fuera de control, va simplemente demasiado rápido, hay demasiada cantidad”, explica. Sabe de lo que habla. Arkadiusz no solo trabajó estrechamente con Alexander McQueen. Mientras terminaba sus estudios en la prestigiosa escuela St Martin’s de Londres creó Arkadius, su propia marca. Artistas como Bjork, Janet Jackson, Pink, Adrien Brody o Christina Aguilera han llevado sus diseños. Revistas como Vogue, Tatler o Harper's los han reseñado. Podría pensarse que Invisible Collection no es más que la pataleta de un niño mimado por la industria. Nada más lejos de la realidad. En 2005, Arkadiusz abandonó la carrera meteórica que le auguraba su sello y se dedicó al interiorismo, la arquitectura y el diseño de muebles. Cuando se hubo desintoxicado de los ritmos de la alta costura volvió a la moda, pero bajo sus propias reglas. Fundó P-iFasion, acrónimo por sus siglas en inglés de su nueva máxima, crear moda políticamente incorrecta. Invisible Collection es su segunda colección. “Nadie hace cosas políticas en el mundo de la moda, todo tiene que ser tan correcto que desde el punto de vista artístico se vuelve fantásticamente aburrido y predecible”, argumenta el modisto, comparando la banalidad actual con los punks de los setenta o los nuevos románticos de los ochenta. “Entonces los diseñadores eran más arriesgados”, recuerda. Entonces eran ellos, y no las grandes empresas, los que tenían el poder.

“Nadie hace cosas políticas en el mundo de la moda, todo tiene que ser tan correcto que desde el punto de vista artístico se vuelve fantásticamente aburrido y predecible”

Todos estos pensamientos se agolpaban en la cabeza de Arkadiusz durante el verano de 2015. Fue entonces cuando decidió plasmarlos en una colección. “Pensé que mandaría un fuerte mensaje a muchas personas, les haría preguntarse qué es la moda real y si debe ser así”. Arkadiusz se decidió a hacerlo y se asoció para ello con el fotógrafo Paweł Tkaczyk. “No es un fotógrafo de moda, es un artista”, defiende el modisto, “no está corrompido por el producto”. Juntos han realizado un editorial que grita lo que muchos sospechaban pero pocos se atrevían a decir, que el emperador -o el modelo en este caso- está desnudo. Este inclasificable creador polaco ha expuesto el problema. La solución es algo más compleja, pero él se ha desligado de la industria para poder ser parte de la misma. “La moda debería inspirar, no explotar como hace hoy”, defiende. “Tenemos que volver al punto en que  dábamos emociones, no sólo producto. De lo contrario será sólo ropa, no moda”.

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Sobre la firma

Enrique Alpañés
Licenciado en Derecho, máster en Periodismo. Ha pasado por las redacciones de la Cadena SER, Onda Cero, Vanity Fair y Yorokobu. En EL PAÍS escribe en la sección de Salud y Bienestar

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