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Tentaciones

Por qué es importante que los menores puedan asistir a conciertos

Dos propuestas de ley se han presentado simultáneamente ayer para cambiar la legislación. Se apruebe la que se apruebe, la victoria ha sido de ellos: los menores capaces de autoorganizarse

Se dice continuamente que ha acabado la era de la acción colectiva, pero mientras nos rasgamos las vestiduras hay quienes se unen, se organizan, y consiguen cosas. No sólo los emoticonos de paellas y tacos mueven masas, afortunadamente; también lo hace la música. Este verano 1.000 músicos nos dejaban boquiabiertos interpretando Learn to Fly simultáneamente para que Foo Fighters tocasen en la ciudad italiana de Cesena. En Madrid, el colectivo de jóvenes #QueremosEntrar ha sido capaz de conseguir abrirse paso por el entramado institucional para conseguir un cambio de legislación del que ahora se enorgullecen las diferentes fuerzas políticas, hasta el punto de que el PP de Cifuentes ha presentado la medida a la prensa en solitario, en el mismo momento en el que los jóvenes se reunían con el resto de fuerzas políticas con representación en el gobierno de la Comunidad para presentar una propuesta de consenso. Esta historia rocambolesca no parte de cero, pero se ha gestado en tiempo récord.

En abril de este año, Grushenka tuvo que cancelar un concierto programado en la Sala Siroco cuando alguien cayó en la cuenta de que entre sus integrantes había menores de edad. ¿Recuerdan aquel Madrid de la movida, con una Alaska adolescente abriéndose paso de escenario en escenario? Pues olvídenlo: la movida madrileña murió (otro poco más) bajo el gobierno de Gallardón, con el cambio en 2002 de la Ley de Espectáculos que, amparándose en el cambio legislativo sobre drogodependencias, prohibió el acceso a menores de dieciocho años a bares, salas de fiesta, baile, discotecas y establecimientos similares en los que se vendieran bebidas alcohólicas.

La redacción de la norma es importante, porque esto impide el acceso a este tipo de establecimientos, no a los conciertos en sí. Si el problema es el alcohol, en muchos países la compra de bebidas alcohólicas requiere siempre una identificación que muestre la mayoría de edad del consumidor; en Cataluña, los menores se identifican con una pulsera para que el personal de barra sepa que no pueden comprar bebidas alcohólicas (esta es la solución que tiene visos de adoptarse también en Madrid con la nueva Ley de Acompañamiento). Pero no, el problema, según la norma, es el espacio en el que se vende alcohol: nada impide a un menor de 18 o hasta de 16 años asistir a un concierto… siempre y cuando se celebre en espacios como polideportivos, donde, paradójicamente, también se vende alcohol. En definitiva, quienes se veían perjudicados por la norma eran las salas pequeñas, y por tanto la oferta de música independiente en vivo.

Quedaban, afortunadamente otros espacios. Así surgió el FESTeen, un festival adolescente en Matadero a primeros de octubre en el que varios de los miembros de la organización, jóvenes sensibilizados con esta limitación que les había estado afectando hasta hace bien poco (como asistentes y como intérpretes), sugirieron crear una mesa redonda donde se debatiera la problemática. Del debate surgió la plataforma #QueremosEntrar, inmediatamente apoyada por prensa, productores y artistas. Cómo no iban a apoyarles, con argumentos tan sensatos como este.

Esta marea de apoyos, la sensatez de la reivindicación frente a la incongruencia legislativa, y, probablemente, la cercanía de los procesos electorales comunitarios (no olvidemos que la campaña de Cifuentes incluía medidas directamente orientadas a un público joven, como las reducciones en el abono de transporte o las cacareadas reducciones de las tasas universitarias) y nacionales, han conseguido que su reivindicación alcance su objetivo antes incluso de lo previsto.

Y es que ayer, aún recuperándose del éxito del concierto para todos los públicos celebrado el pasado fin de semana en Matadero, los jóvenes se reunían con PSOE, Podemos y Ciudadanos antes de presentar en la Asamblea una propuesta consensuada… para sorprenderse, a la salida de su reunión, con la noticia de que el gobierno de Cifuentes piensa aprobar hoy y remitir a la Asamblea para su tramitación parlamentaria el anteproyecto de Ley de Medidas Fiscales y Administrativas: la conocida como Ley de Acompañamiento modificará el famoso artículo 25. Dos propuestas presentadas simultáneamente tras menos de dos meses de reivindicación organizada; todo un éxito, por surrealista que sea.

La medalla, por tanto, puede ponérsela quien quiera. Ganar, está claro que han ganado ellos; y con ellos, nosotros. En primer lugar, porque vamos a poder aprender de su forma de vivir la música: como público y como artistas, ahora que se abren por fin a sus bandas los escenarios independientes de la Comunidad. Y en segundo, porque se recupera la esperanza en la sociedad que viene cuando las generaciones más jóvenes son capaces de conseguir todo esto antes siquiera de que les reconozcan el derecho al voto.

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