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Microseguros contra el cambio climático

Las polizas de seguros para paliar los daños en temporadas de clima extremo podrían mejorar la situación de los pequeños agricultores en países en desarrollo. Pero existen trabas para su implantación

Recolectoras de té en la región Mount Kenia.
Recolectoras de té en la región Mount Kenia.Neil Palmer (CIAT)

Durante años, asegurar las cosechas contra los riesgos climáticos que destruyen regularmente los cultivos en los países en desarrollo ha sido un instrumento de primer orden para combatir la pobreza, sobre todo en África y en Asia, donde entre 400 y 500 millones de agricultores sobreviven con escasísimos ingresos.

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Este sistema, que basa las indemnizaciones en un índice climático, permite a los pequeños negocios familiares asegurar sus cosechas, al menos parcialmente, contra pérdidas catastróficas que, de lo contrario, podrían arruinarlos. Es lo que se conoce como seguro agrícola indexado, al alcance de quienes no pueden permitirse soluciones tradicionales.

En su intervención del 9 de septiembre en el Foro Mundial Convergencias, en París, Olga Speckhardt, directora de soluciones aseguradoras globales de la Fundación Syngenta para la Agricultura Sostenible, decía: “Por ejemplo, con el proyecto Kilimo Salama en Kenia podemos asegurar un capital de tan solo 10 dólares”.

Gestionar el riesgo agrícola

Los resultados se ven inmediatamente. El proyecto Kilimo Salama, puesto en marcha en Kenia, Ruanda y Tanzania en 2009, aseguró al menos a 190.000 titulares de pólizas en 2013. “Nuestra meta es llegar a un millón el año que viene”, anunciaba Speckhardt.

El seguro cubre a los agricultores frente a la sequía, el exceso de lluvia y la enfermedad a cambio de una prima de entre el 5% y el 25% del valor asegurado. Quienes lo suscriben luego pueden pedir préstamos para invertir más en sus negocios. “Los agricultores que han contratado un seguro agrícola indexado han podido aumentar un 10% la inversión en su negocio”.

Teléfonos móviles y portales para el pago

El desarrollo de los seguros agrícolas ha sido posible también por la amplia difusión de las nuevas tecnologías. Los propietarios de pequeños negocios de zonas rurales pobres suelen operar fuera del sistema bancario, y no tienen fácil acceso a los medios tradicionales de transferencia de dinero.

Gracias a los teléfonos móviles, actualmente muy extendidos en África, las pérdidas se pueden rembolsar aproximadamente en una semana. Según un estudio realizado en 2012 por la consultora PwC, en África hay ahora 500 millones de propietarios de teléfonos móviles, lo que supone alrededor de un 40% de la población del continente.

Esto proporciona al sistema de seguros la flexibilidad indispensable. Olga Speckhardt explicaba que los agricultores tienen que tener acceso al rembolso rápido cuando activan su seguro. "De lo contrario, no pueden volver a plantar sus cultivos”, subrayaba.

Sonu Agrawal, fundador de Weather Risk Management Services, afirmaba: “En India, los pequeños agricultores comunican el estado de sus cosechas enviando fotos por Whatsapp”.

Dificultades de aplicación

A pesar de su eficacia probada, el sistema es complicado de llevar a la práctica. El equilibrio económico también es delicado para los aseguradores, que dependen de los a menudo inestables mercados de seguros locales para conectar con los agricultores.

El acceso a los datos es otra de las dificultades a las que se tienen que enfrentar. El sistema de seguros indexados necesita al menos datos de 20 años sobre precipitaciones y productividad para ser tanto rentable como fiable.

“La precisión de los datos es un gran obstáculo para el avance de este sistema en países en desarrollo”, sostiene Gilles Galludec, director de programas del Mecanismo Mundial de Seguros Basados en Índices del Banco Mundial. “El empleo de datos de satélite es una solución parcial al problema, que sigue siendo una de las principales trabas con las que nos encontramos”, añadía.

Para los agricultores de estas zonas, contratar un seguro no siempre es una gran prioridad. Gilles Galludec afirmaba: “Tenemos dificultades para vender, y, sobre todo, explicar estos productos a los campesinos. La cultura de los seguros en los países en desarrollo sigue siendo un problema real. Lo encuentran un poco enigmático”.

Un reto cada vez mayor

La agricultura está expuesta a numerosos contratiempos, en particular a los cada vez más habituales y severos riesgos climáticos, así como a la inestabilidad de los precios en los mercados.

Estas difíciles circunstancias hacen que los campesinos sean especialmente vulnerables. Además de que, con frecuencia, la agricultura es el único medio de subsistencia y la única fuente de ingresos en las áreas rurales pobres, tienen que dar respuesta a la creciente demanda de alimentos en África y prepararse para dar comida a 2.000 millones de bocas de aquí a 2050.

“El continente africano tiene el 60% de las tierras agrícolas sin cultivar del planeta y podría producir suficiente comida, no solo para satisfacer sus propias necesidades, sino también para exportar”, señalaba recientemente el exsecretario general de la ONU Kofi Annan en el Foro África de la OCDE en Berlín. “Y, sin embargo, cientos de millones de personas pasan hambre”.

África gasta 35.000 millones de dólares anuales en alimentos importados, pero el ritmo acelerado del crecimiento demográfico podría hacer que esta cifra se disparase en los próximos años. Los expertos creen que la población del continente se habrá duplicado en 2050 y triplicado hacia finales de siglo.

Este texto fue publicado originalmente en inglés y francés en la web de EurActiv.

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