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Columna
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Neuralgias

Ahora algunos políticos catalanes hablan como si tuvieran alojada en la cabeza la idea de Cataluña

Juan José Millás

“Tiene una bala alojada en la cabeza”. He ahí una frase interesante del repertorio clínico. No se dice de nadie, en cambio, que tenga una idea alojada en la cabeza. Y eso que hay ideas que, como algunas balas, carecen de orificio de salida. Conocí a un excombatiente con ese problema. Los médicos preferían no desalojarla porque les daba miedo tocar una zona sensible y dejarlo mudo o paralítico. El hombre se acostumbró a vivir con la bala como otros se acostumbran a vivir con la idea. A ratos tenía neuralgias, pero a ratos se le activaba misteriosamente también una zona del cerebro productora de euforia.

Con las ideas alojadas en la cabeza ocurre lo mismo. Al volverse obsesivas, como ese pariente que vino por unos días y se quedó en nuestra casa para siempre, nos hacen sufrir. No soportamos verlas pasear por el encéfalo en camiseta de tirantes. Pero lo cierto es que muchos días, al caer la tarde, da gusto sentarse con el primo lejano para beber una cerveza y ver la tele. Esa alternancia entre el odio y el apego se llama ambivalencia. Muchos españoles la han sufrido respecto a España porque la tenían alojada en la cabeza, y sin orificio de salida. España como obsesión, diríamos. Pero los españoles más interesantes podrían haber sido suecos o daneses con la misma falta de entusiasmo si la suerte lo hubiera dispuesto así.

Ahora algunos políticos catalanes hablan como si tuvieran alojada en la cabeza la idea de Cataluña. Vale, se puede vivir con una idea incrustada en el cerebro sin que toque ningún órgano vital. Pero no olvidemos que muchas de las neuralgias insufribles y las euforias absurdas que destruyen a los pueblos proceden de la existencia de ese cuerpo extraño (nada más extraño que la propia patria).

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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