Muros contra la inmigración
Personas que mueren asfixiadas dentro de una maleta en el portamaletas de un coche, ahogados a pocos metros de la ansiada playa, intentando llegar a Europa, una Europa ya no tan próspera, pero en paz, alejada de las guerras y el hambre de sus países de origen. Millones de personas luchando por su vida. No tienen nada que perder y continuarán llamando a nuestra puerta insistentemente y luciendo una indomable sonrisa cuando lo consigan. Las mentes privilegiadas que gobiernan nuestro continente no saben qué hacer, discuten entre sí por las cuotas que deberían asumir; cumbres y más cumbres y nada, no se ponen de acuerdo. Mientras tanto, surge alguna idea que lo solucione todo: muros más altos y más largos, disminución de ayudas para disuadir al personal. ¿De verdad piensan que esto va a frenar a toda esta gente que huye de países en guerra, del hambre y la miseria? Quieren convertir Europa en un búnker inexpugnable, lleno de europeos que viven en paz y tranquilidad, pero no felices, porque no pueden dejar de escuchar los lamentos que llegan del otro lado del muro.— Núria Carreras Jordi.