Rico, barato y cutre: bares madrileños 'de viejo' para comer hasta hartarse
Ruta para huir de la tapa de franquicia y del local moderno y prohibitivo . Esto sí que es 'vintage'
Una de las cosas que convierte a Madrid en peso pesado de la gastronomía europea y referente mundial es la diversidad. Y ahora, en tiempos difíciles, cuando la crisis económica sigue dando coletazos de lagartija mareada, es cuando nos planteamos más que nunca la forma que tenemos de salir, comer y divertirnos. Ramón Gómez de la Serna decía que "Madrid es tener un gabán que abriga mucho y con el que se puede ir tranquilo hasta a los entierros con relente; Madrid es no admitir lo gótico; Madrid es la improvisación y la tenacidad; Madrid es quedarse alegre sin dinero y no saber cómo se pudo comprar lo que se tiene en casa". Qué gran razón tenía; Madrid es un lugar donde hasta en el sitio más cutre puedes comer cosas alucinantes con un presupuesto más que ajustado. He aquí algunas propuestas para salir un domingo de tapas y llenar la barriga con apenas 10 euros.
De El Económico a El Jamón
Los que soléis frecuentar el barrio de Lavapiés empezáis a escandalizaros con los precios de las terrazas de la calle Argumosa, más aún cuando con la cerveza te sirven un anoréxico plato de aceitunas de lata de las que se compran en el Lidl. Lo que buscamos es ajustar un poco más los presupuestos y comer decentemente. Atrás quedaron nuestros recuerdos de El Económico (c/ Argumosa, 9), donde el menú diario apenas suponía 400 pesetas cuando aún nos juntábamos para comer. Ahora el tapeo es el que manda, y nos conduce a sitios como El Jamón (C/ Lavapiés, 47), un grasiento lugar donde preparan unas albóndigas que quitan la razón. El olor del sitio no acompaña, pero si consigues sentarte en la terraza, El Jamón es imprescindible.
Si lo que buscàis es "pescaíto rico" y vermut de grifo, vuestro destino es El Boquerón (c/ Valencia, 14), ese sitio de toda la vida donde las almejas, las gambas y los boquerones en vinagre juegan en otra liga.
La Gran Vía es una mina
Aún hay quienes piensan que tomar una cerveza por la Gran Vía es sinónimo de "una y no más". Se puede pecar por la Gran Vía siempre y cuando seas capaz de traspasar el umbral de determinados sitios que, con toda seguridad, pasan desapercibidos. Si has terminado las compras o simplemente sales del after y quieres "desayunar", puedes hartarte de tapas en Rio Xallas, (C/ Chinchilla,3), también conocido como 'El Mamajuana', donde el camarero hasta te cede el portátil para que pongas en YouTube la música que tu quieras. En la frontara con Malasaña resieste El Cochifrito (C/ Valverde, 9), un icono de las tapas donde en invierno siempre te invitan a un caldo de cocido antes incluso de pedir en la barra. Eso sí, un consejo: al baño hay que entrar con escafandra. Y si te va lo asturiano, siempre tendrás el O Potiño en la ya gentrificada calle Conde Duque, con un menú diario muy barato. O el consagrado A'Lareira (C/ Leganitos, 43), aquella "sidrería-after" de los 90 con tapas de campeonato.
Chamberí no es país para delgados
El castizo barrio de Chamberí es una verdadera concentración de mesones y tascas de todas las regiones. Y aunque alternar en las terrazas de Olavide está muy bien, resulta que sólo tenemos 10 euros para gastar. Que no cunda el pánico, siempre nos quedará el jardín del edén de la gula en la calle Hartzenbusch, muy cerquita de la Glorieta de Bilbao. En Casa Loreto (c/ Hartzenbusch 7) con el botellín igual te ponen un plato de fideuá que patatas con costillas de tapa y en la Casa de la tortilla (c/ Hartzenbusch, 7), a pesar de tener un aspecto un poquito desalentador, con la cerveza te pueden poner arroz con bogavante por la cara.
Si lo que prefieres es un menú barato, la 'meca' son las lentejas del Mesón Calzada; aunque si sois un grupo y queréis compartir, al final de la calle se encuentra la fritura de pescado de la Marisquería Villas que cuesta menos de 10 euros y es un bandejón en el que comen tres. Y los cubatas cuestan menos de 5 (no digo nada).
Bonus Track: los bares de Vallecas en los aledaños del estadio, esos cutres antros de Quintana donde hacen posiblemente las mejores bravas de Madrid, las tapas de caza por las tascas de La Elipa y un sinfín de sitios donde, con 20 euros, nos podemos además tomar de postre dos gintonics. Si es que el que no sale (de Malasaña) es porque no quiere.
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