El ‘prêt-à-porter’ se lleva en Ramadán
La grandes firmas del textil casan moda con religión para abrirse al mercado de Oriente Medio. Las ‘hijabistas’ están empeñadas en seguir tendencias y cumplir sus normas
El recato no está reñido con el estilo dijo DKNY (Donna Karan New York). Y tampoco con los precios, añade ahora Mango. Pioneras en Occidente, varias firmas punteras de la moda adaptan hoy sus diseños al gusto y precepto musulmán creando un nuevo producto, un híbrido entre la cambiante industria textil y los rigurosos códigos islámicos.
La primera en lanzarse fue la estadounidense DKNY. Lo hizo el año pasado con una colección especial durante el ramadán, mes de ayuno musulmán que este año empezó el pasado 18 de junio. Un par de semanas días atrás, Mango le seguía los pasos con su colección La invitada perfecta, también dedicada a las festividades musulmanas recientemente iniciadas. Con 240 millones de potenciales consumidoras, un tercio de ellas menores de 30 años, Oriente Medio se antoja un lucrativo mercado por explorar para las firmas occidentales.
La innovadora apuesta por parte de los gigantes del prêt-à-porter ha encontrado la horma de su zapato al dar con un nicho de potenciales clientas en busca de casar moda con las pautas religiosas en el ámbito del textil. Más conocidas como las hijabistas, neologismo que combina hijab y fashionista (amantes de la moda), jóvenes musulmanas debaten en las redes sociales cómo cubrir su cuerpo sin por ello sacrificar las tendencias vanguardistas en el proceso. Monos, faldas largas o pantalones palazzo son los protagonistas de la colección especial de Mango. Chaquetas toreras generosamente decoradas con piedras o encajes compiten también entre los complementos.
“Algunos son de mangas cortas y otros tienen encajes”, rezonga Samira, argelina de 22 años que ha creado la página Hijabist Hijabist en Facebook, sin por ello dejar de aplaudir la incitativa.
Con ocho tiendas en Líbano, la de la céntrica avenida de Verdún ha sido la primera de Mango en recibir la ansiada colección en Beirut. “Pensamos lanzarla en nuestras tiendas en Irak, Abu Dabi, Dubái e Irán”, afirma Celine S., responsable de márqueting de la franquicia en Líbano.
“Yo siempre compro en Mango, me gusta el estilo y la calidad. Además, no es caro”, dice Lina Abbas, enfermera de 35 años, y una de las primeras clientas en manosear un vestido largo azul klein de la colección La invitada perfecta. Abbas está encantada con esta nueva línea en la que la marca española aspira a llevarse su parte de ventas, que se disparan durante el mes de Ramadán.
Antes de probar a compaginar estilo y precepto religioso, otras marcas ya ganaron la batalla comercial insertando modelos prácticos y cómodos a la par que respetuosos con las normas islámicas del vestir. La marca Adidas lanzó su colección de ropa deportiva para mujeres musulmanas cuyas chaquetas cubren el cuerpo hasta por encima de las rodillas o trajes de baño integrales que revisten todo el cuerpo e incluyen gorros de baño a imitación de los pañuelos.
Lanzadas en la competición por conquistar este nuevo mercado, las multinacionales occidentales se esmeran en reemplazar la abaya, túnica tradicional, con elegantes vestidos holgados y teñir el pañuelo tradicional de llamativos colores. La empresa británica Marks & Spencer proyecta abrir 12 tiendas en Arabia Saudí, entre ellas varias de lencería.
Aunque no pueden conducir un coche, ni compartir restaurante con sus compañeros hombres por ley, las saudíes podrán acceder a la lencería y modelos ligeramente adaptados que llegan de Europa. Eso sí, lo harán en tiendas para mujeres y atendidas exclusivamente por mujeres. Aun queda por ver cómo reaccionará la mutawa, la policía religiosa encargada de velar por el cumplimento de la ley islámica en Arabia Saudí, y entre otras cosas de controlar los preceptos de la vestimenta “adecuada”. Y está por ver si Mango o Donna Karan lograrán convencer a Fulla, la barbie del Golfo, para que luzca sus nuevos modelos, algo que facilitaría mucho la implantación de las nuevas marcas en Oriente Medio.
Ante la rebelión de las hijabistas, las conservadoras del vestir también contraatacan en la Red. La usuaria @Niqab_lovers (Amantes del Niqab, velo integral) lo hace en Twitter con casi 43.000 seguidoras. En las conversaciones discuten la necesidad de cubrir las manos con guantes, del monopolio del negro así como evitar llamativos complementos.
Por si a alguien no le quedara suficientemente claro, tuitean imágenes de lo que consideran “religiosamente aceptable”. De tendencia pionera y aun por explorar, la globalización del textil que ambiciona congeniar moda y religión en Oriente Medio promete crear controversia.
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