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Una radio danesa mata a un conejo en vivo contra el maltrato animal

La emisora ha recibido duras críticas por parte de los oyentes por el sacrificio

Guillermo Altares
Imagen en la página de Facebook de la emisora del conejo Alan.
Imagen en la página de Facebook de la emisora del conejo Alan.Radio24syv

Dinamarca, uno de los países con mayor conciencia ecológica del mundo, tiene la extraña costumbre de matar animales en circunstancias polémicas o directamente bárbaras para los ecologistas. El año pasado protagonizó un escándalo internacional cuando el zoo de Copenhague mató a una jirafa, la descuartizó en público y se la dio a los leones, que devoraron la carne ante los visitantes. Ahora, el escándalo ha vuelto a repetirse cuando un presentador de la emisora Radio24syv ha matado en vivo a un conejo para denunciar la hipocresía de la sociedad danesa ante la crueldad animal de la poderosa industria alimentaria.

Alan, el nombre con el que había sido bautizado el pequeño conejo de nueve semanas, fue sacrificado el domingo en vivo por el presentador Asger Juhl con una bomba para inflar bicicletas. La radio, una emisora privada que se financia con contribuciones de los ciudadanos, aseguró que el animal había sido abatido siguiendo “las cuidadosas instrucciones de un profesional del zoo de Copenhague”. Sin embargo, los oyentes no parecen haber entendido el mensaje, al menos por los casi 600 comentarios enfurecidos que mantienen la polémica al rojo vivo en la página de Facebook de la emisora.

“Enfermos, dementes… ¿Vais a matar a un niño para demostrar algo sobre el abuso a menores?”; “La grandeza de una nación y su progreso moral puede medirse por la forma en que trata a sus animales’, dijo Gandhi. Después de Marius, la jirafa que mataron en el zoo de Copenhague, ahora un pobre inocente conejo. Merecen nuestro desprecio”; “No traten de justificarlo, bastardos sin corazón. La única razón por la que han matado a un pequeño, indefenso animal en vivo es para aumentar la audiencia” son solo una pequeña muestra de la panoplia de insultos contra la emisora.

Preguntado sobre la polémica, Jørgen Ramskov, el director de Radio24syv, no quiso pronunciarse y se remitió a un comunicado de la emisora para explicar el sacrificio en directo de Alan. El argumento central es que Dinamarca es un enorme productor de carne –los derivados del cerdo son una de sus grandes exportaciones—y que a los ciudadanos parece importarles muy poco lo que esto significa en materia de bienestar animal. “Sabíamos que iban a producirse reacciones fuertes. Quitar la vida a un animal ha provocado una enorme respuesta emocional en amplios sectores del público”, reconocía el texto remitido por la emisora.

Cada día, en Dinamarca, miles y miles de animales son sacrificados para llenar de carne las estanterías de nuestros supermercados"

“Cada día, en Dinamarca, miles y miles de animales son sacrificados para llenar de carne las estanterías de nuestros supermercados. La agricultura danesa es una de las más industrializadas del mundo. Pero no parece que nos importe mucho el bienestar animal. Dinamarca es uno de los países del mundo que consumen más carne y los consumidores que buscan productos baratos compran sin preguntarse sobre la vida y muerte del animal. Los consumidores daneses permiten mantener a 13 pollos en un metro cuadrado. En las granjas danesas, 25.000 cerditos mueren cada día porque la agricultura mantiene cerdas reproductivas que producen más animales de los que se pueden alimentar. Estas condiciones provocan muy pocas reacciones por parte de los consumidores”, argumenta Radio24syv.

El presentador de radio Asger Juhl acaricia al conejo 'Allan' antes de matarlo.

La radio complementó el sacrificio de Allan con dos vídeos que ofrecía también en su página de Facebook. En el primero, aparecía el presentador Asger Juhl acariciando al animal poco antes de su muerte. En el segundo, aclaraban el destino final del conejo: la cazuela. El vídeo muestra un primer plano del guiso en la cocina de Juhl, antes de pasar a anunciar que iba a comérselo junto a su copresentador, Kristoffer Eriksen. Los comentarios, en varios idiomas, mostraban de nuevo el absoluto descontento de los oyentes y anunciaban la creación de una iniciativa en Change.org para que fuesen despedidos.

La muerte y el descuartizamiento en público de la jirafa Marius, en febrero de 2014, se produjo siguiendo argumentos parecidos: mostrar lo que se trata de esconder, en este caso, el hecho de que zoos de todo el mundo sacrifican animales cuando ninguna otra institución les quiere porque hay demasiados y ya no son genéticamente aptos para la reproducción sin que se produzcan graves problemas de consanguinidad. Ni en el caso de Marius ni el de Alan, los ciudadanos entendieron el mensaje ni comprendieron porqué había que matar más animales para denunciar el maltrato que sufren.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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