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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Complejo Madrid

El PP pierde la mayoría, pero se mantiene a la cabeza. Gabilondo suma y Carmona lastra al PSOE

El sondeo de Metroscopia publicado hoy por EL PAÍS confirma la apertura de una etapa inédita en la vida pública madrileña. Las firmes raíces en que se asentaba el poder del PP se han alterado a causa del terremoto político que sacude a gran parte del país, y esto arroja interrogantes sobre los próximos Gobiernos autónomo y municipal de Madrid a tres semanas de los comicios.

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El PP sigue siendo la opción más votada, aunque con caídas de 25 puntos en la Comunidad madrileña, y de 15 en la capital sobre los resultados de 2011. Lo que, por tanto, va a cambiar es el estilo político: la costumbre de gobernar con mayoría absoluta se ve truncada por la necesidad de buscar apoyos externos, además de enfrentarse al riesgo de que se organicen fórmulas alternativas.

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Ciudadanos se configura como la formación clave para completar la mayoría que le falta al PP, en la Comunidad y en el Ayuntamiento, aunque también podría facilitar otras fórmulas de pacto sin el PP. Sus decisiones serán observadas con lupa para las elecciones generales, y de ahí el empeño de Albert Rivera por resaltar su valor como árbitro de la política española; por la vía de no apoyar a nadie, de momento, a costa de prolongar la incertidumbre sobre sus propósitos.

Uno de los datos más llamativos es que las expectativas del PSOE en la Comunidad de Madrid son mejores que en el Ayuntamiento. Sin contar con la mayor intención de voto (que corresponde a Cristina Cifuentes), Ángel Gabilondo impulsa la candidatura socialista con el peso de su prestigio. Por el contrario, Antonio Miguel Carmona se muestra como un lastre. En la batalla por la alcaldía no solo se enfrenta a Esperanza Aguirre —hábil para sacar partido hasta de sus errores—, sino a otra persona prestigiosa, Manuela Carmena, al frente de Ahora Madrid. El 80% de los madrileños conoce a Carmona, pero su intención de voto es peor que la de Begoña Villacís, de Ciudadanos, a la que solo conoce el 19%. Inventor de un eslogan supuestamente gracioso (“pim, pam, propuesta”) y con una cierta vocación de showman —es asiduo a programas de televisión—, la campaña de Carmona parece muy alejada de lo que el PSOE necesita para remontar.

Queda aún la fase decisiva de la carrera electoral y se ignora el impacto de novedades como la dimisión de Juan Carlos Monedero en Podemos, que se ha producido después de la realización del sondeo. En todo caso, es evidente que los jefes de filas de los partidos tradicionales, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, se juegan mucho en este envite, aunque ninguno de los dos concurre personalmente a las elecciones. Junto con los resultados de Andalucía y la batalla pendiente en la Comunidad y en el Ayuntamiento valencianos, los tres ámbitos son decisivos para anticipar o desmentir un cambio político en España. Por eso la lucha por las urnas madrileñas tiene repercusiones más allá de los límites territoriales en que se libra.

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