Absurdo, excluyente, retrógrado
Es duro tener que escuchar que los organismos internacionales que deberían dedicarse a defendernos y proteger nuestros intereses pretendan limitar un derecho solidario y sano, como es el donar sangre, a un colectivo formado por personas que comparten únicamente su orientación sexual. Y más que duro, es vergonzoso tener que agachar la cabeza, recibir el trato de una persona enferma simplemente por algo que, como ser rubio o moreno, nos tocó al nacer. Creo que no es descabellado pedir que la gente que ostenta cargos en dichas organizaciones dé un paso hacia el siglo en el que todos deberíamos estar ya y comiencen a promulgar medidas que nos acerquen y nos unan, porque el sometimiento, el ridículo y la discriminación no tendrían que formar parte del ideario de la Unión Europea.
Basta de absurdas propuestas excluyentes y retrógradas, la sexualidad de una persona no condicionará en quién pueda convertirse el día de mañana, no pongamos más trabas al futuro.— Pedro Bermejo Romo.