Más de lo mismo en formación
Por fin, el Gobierno saca a la luz una reforma de la formación para la población activa, pero, desgraciadamente, estamos ante un texto decepcionante en el que la única novedad va a ser un parche a la legislación anterior: aumentar el sistema de controles con el objetivo de evitar fraudes y tratos de favor. Siendo este aspecto necesario, se muestra abrumadoramente insuficiente ya que con “limpiar” el sistema no se consiguen, ni de lejos, los objetivos para los que está diseñado este mecanismo. Se puede tener un sistema de formación pulcro y transparente y, sin embargo, ser escandalosamente ineficiente.
La reforma no puede ser parcial, se requiere actuar en los dos frentes: corrupción e ineficiencia. Las acciones formativas deben de responder a la realidad socioeconómica de cada región y se debe evaluar el porcentaje de éxito o fracaso de cada acción de forma rigurosa. Mientras no se haga una reforma estructural de este sistema, que conecte el mundo laboral con las necesidades reales de formación, seguiremos mareando la perdiz y dilapidando recursos humanos y fondos públicos, cuyo resultado lo tenemos a la vista, con un 23% de desempleo insostenible.— Francisco Lechago Buendía.