Oceana y los grandes chefs ¿una oportunidad perdida?
Acababan de dar las 10,00 de la mañana cuando un importante grupo de chefs internacionales posaba delante del photocall que Oceana había instalado en el vestíbulo del Basque Culinary Center. Mérito de Susana Nieto, directora de Mugaritz, que de manera desinteresada y por cuenta de esta ONG había logrado congregar en San Sebastián a un elenco de figuras de la alta cocina. Profesionales entre los que eché en falta a tres grandes activistas de la cocina y la pesca responsable en Europa como Ángel León (Aponiente 2*), el francés Olivier Roellinger quiensienta doctrina desde su refugio Les maisons de bricourt tras renunciar a sus tres estrellas, y el belga Filip Claeys (DeJonkman2*) que lidera la asociación NorthSeaChefs, volcada en promover los pescados poco valorados en los países nórdicos.
¿Qué criterio se ha seguido para juntar estas caras, pregunté en aquel momento a quienes me rodeaban? “Parece que la selección ha salido de la lista TheWorlds50Best el famoso Top10 a los que luego han incorporado chefs de otras regiones o famosos como Adrià que interesaban a Oceana, me contestaron” Pues vaya…, solo se busca imagen, pensé en ese momento.
Comenzaba el lanzamiento internacional de la campaña “Save the Oceans: Feed the world (‘Salva los océanos: alimenta al mundo”), eslogan encomiable. Me gustó el documental “La Proteína Perfecta” (“The Perfect Protein”) que se proyectó a continuación, dirigida por Jorge Martínez y me dejaron indiferente las intervenciones de los representantes de Oceana que manejaron conceptos rutinarios. En algunos casos puntos de vista tan locales como los de la peruana Patricia Majluf que reiteró hasta la saciedad el caso de la anchoveta que en su país se convierte en harina en lugar de servir para la alimentación humana.
Se dijo que si se respetaban las cuotas de pesca las comunidades de peces serían capaces de regenerarse, y que el pescado y el marisco son más beneficiosos que la carne por su contenido en ácidos grasos omega-3. Nada nuevo que no se sepa. Imaginé que cuando los miembros de Oceana insistían en incentivar el consumo de pescados pequeños querían referirse a pescados mal llamados de segunda o pescados “pobres”; en ningún momento nadie se refirió a las tallas pequeñas o inmaduros, problema grave, y me quedé perplejo cuando escuché que convenía promover las sardinas y los boquerones que se desechan entre los descartes por su escaso valor comercial. ¿En serio? Será en otros países pero no en España donde la anchoa del Cantábrico se cotiza cara y ha estado en veda por su sobrepesca. Cuando Oceana aludió a la necesidad de evitar los descartes supongo que no se refería a los mares europeos donde funciona una Directiva que ha entrado en vigor en 2015 y estará operativa a finales de 2019 para evitar los brutales desperdicios, sino a otros mares del Planeta, aunque tampoco se especificó nada.
La organización comunicó mal su mensaje, confundió a los medios presentes con argumentos poco precisos, no dejó entrever ningún programa de actuación para incidir en las políticas supranacionales, ni tampoco aludió a proyectos concretos para que la población comience a apreciar especies poco consumidas en diferentes áreas. Nada sobre lo que esperan conseguir y cómo van a actuar para lograrlo. Solo buenas palabras (el mar es la despensa del mundo), aparte de afirmar que los cocineros deben liderar el cambio y anunciar su propósito de incluir en la versión digital del libro The Perfect Protein, recetas de los chefs que han participado.Y de crear una etiqueta #showmeyoursardine (muéstrame tu sardina) para las redes sociales.
Supongo que esta convocatoria tenía que haber concluido tal vez con el Manifiesto de Pesca de San Sebastián 2015, por ejemplo, refrendado por los cocineros presentes con peticiones destinadas a las autoridades pesqueras. O con un decálogo de recomendaciones para poner en práctica. En definitiva, con algo más que palabras.
Al concluir, todavía desorientado, le pedí opinión a Rogelio Pozo: “Oceana no es la única ONG que lucha por la sostenibilidad de los mares”, me dijo. “Hay otras que trabajan con objetivos parecidos. “WWF cuenta con el apoyo de grandes empresas, Greenpeace tiene ganada a la calle, parece que Oceana ha diseñado un acto mediático destinado a conseguir subvenciones y movilizar patrocinios globales. Tengo entendido que van a montar otros actos en Londres y Nueva York con deportistas y famosos de Hollywood. Me duele que Andoni, Joan Roca, Ferrán y otros cocineros tremendamente generosos hayan sido utilizados para nada. Veremos qué sucede a partir de ahora”. En ese momento me acordé que hace algún tiempo yo también respaldé el movimiento Niunpezporlaborda, previo a la aprobación de la Directiva sobre descartes de la UE.
Ojalá se cumpla la afirmación de Jorge Martínez: “Pretendemos que esto no sea más que el comienzo”.Ojalá desde Oceana se promuevan cambios en las legislaciones para garantizar los recursos marinos como afirma María Eugenia Girón, de la junta directiva. Ojalá el proyecto comprometa a los cocineros de todo el Planeta. De lo contrario el acto de San Sebastián quedará enmarcadodentro deuna simple operación de mercadotecnia. De momento está en juego la credibilidad de Oceana.Para mí hanquedado muchas dudas en el aire. Sígueme en Twitter en@JCCapel
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