_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ego divino

Con esta lección desde los seis años los niños pasarán a engrosar el acervo de los mortales que esperan una solución a sus problemas mediante plegarias a un Poder Celestial

Manuel Vicent

Según consta en el Boletín Oficial del Estado los profesores de religión deberán explicar a los niños de primaria la forma de pedir favores a Dios y mostrar agradecimiento cuando la súplica haya sido atendida. Con esta lección desde los seis años los niños pasarán a engrosar el acervo de los mortales que esperan una solución a sus problemas mediante plegarias a un Poder Celestial. La oración siempre entraña un pacto egoísta. Quien alaba al Señor cree merecer una dádiva a cambio. Si en algún lugar del universo hubiera un Ser Omnipotente como el que pinta la iglesia debería de estar harto de esta murga lastimera que emiten los habitantes de este planeta pidiéndole beneficios o remedios para sus males. El coro de alabanzas destinadas a excitar el ego divino, seguidas de un rosario inagotable de penalidades no lo soportaría en la tierra el sátrapa oriental más veleidoso. No es extraño que el silencio de las esferas sea la única respuesta. Pero los profesores de religión lo tendrán aun más difícil a la hora de explicar a los alumnos de secundaria que Dios ha creado al hombre para que sea feliz y por tanto está obligado a expresar gratitud y amistad con su Creador. Puede que algún alumno resabiado pregunte por qué nuestros padres fueron expulsados del paraíso si allí eran felices, iban desnudos y se sentían inmortales. Por haber probado el fruto del árbol de la ciencia aconteció el desastre – contestará el profesor. Ese árbol de la ciencia ha quedado ahora en la pizarra del aula plantado por la clase anterior que hubo de matemáticas. En el negro encerado los signos algebraicos forman una noche muy estrellada llena de constelaciones. El profesor de religión las habrá tenido que borrar para suplantarlas por otras palabras mágicas, revelación, culpas, plegarias, milagros, misterios, ruedas de molino y otras parábolas.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_