El feismo llega al lenguaje
Señores políticos, profesores de universidad, conferenciantes y resto de personas que hablan en público: ¿qué hemos hecho los ciudadanos para merecer esta tortura y este maltrato continuo de nuestra lengua? Y sobre todo, ¿qué hemos hecho los profesores para que se nos imponga otra lucha de tal calibre? ¿Por qué tenemos que oírles decir: “Al Estao le hemos dao...”, “Hemos tratao de hacer…”, “Habían muchas personas...”, “Yo me gusta...”, “Le dije de que lo hiciera...”, “No es pa menos”, “Mandicho que…”, y otras lindezas por el estilo. El feísmo moral (entre otras facetas) que impera en nuestra sociedad ha atrapado al lenguaje. No mencionaré casos de retorcimiento de frases para intentar no decir aquello que sí se debe decir. Haberlas, las hay, y muchas. Y parece ser que a casi nadie le importa. Sólo los políticos jóvenes de algunos partidos que, por cierto, parecen más cultos, se preocupan de hablar correctamente y con claridad.
Señores: los profesores nos vemos impotentes ante este mal uso de nuestra lengua. Su ejemplo es pernicioso. Y a la vez, muy importante para que nuestros alumnos aprendan bien. ¿Tanto trabajo cuesta pronunciar una “d” y no decir amistá y comprao? Vaya, parece ser que la crisis y la economía lingüística con los recortes y el desdén van de la mano. Por favor, corríjanse.— Esther Quintana Martínez de Iturrate.
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