Inviolable Mas
Es inaceptable que falte un testimonio básico en la investigación parlamentaria del ‘caso Pujol’
La lista de convocados a la comisión de investigación parlamentaria sobre el caso Pujol es casi infinita. Amenaza con hincharse hasta abarcar a media humanidad: a todos, relacionados o no; a familiares o amigos, a subordinados, rivales y cómplices. A todos menos a uno: Artur Mas.
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Resulta curioso que el que fue el protegido de la mano derecha de Pujol, Lluís Prenafeta, desde sus primeros balbuceos laborales; después, su consejero de Obras Públicas; su consejero de Finanzas; su consejero primero; su sucesor por él designado al frente de CiU; su patrocinado para sucederle en la Generalitat; el candidato preferido de su esposa y amigo de sus hijos; el líder del partido cuya sede fue embargada por el saqueo del Palau de la Música; el jefe de su heredero biológico Oriol, que aspiraba también a sucederle; el presidente de la Generalitat, esa administración sobre cuya actividad, concursos, licencias y demás actos administrativos recae la sospecha de ser campo abonado para los Pujol-Ferrusola... resulta curioso, en fin, que el testimonio de esa persona sea ya no imprescindible sino ni siquiera interesante para evaluar las andanzas fiscales, administrativas y financieras de la familia por antonomasia.
El secreto de esta incomparecencia radica en la protección, inmunidad e inviolabilidad decretada por Esquerra Republicana, un partido otrora martillo de la corrupción. Se avino a no citarle en virtud de “lo que representa la figura del presidente”, como si este no fuese un mero jefe de Ejecutivo sino un presunto jefe de Estado. A lo que se ve, Esquerra va prefiriendo una república catalana repleta de sospechas de nepotismo y corrupción que una autonomía limpia y transparente. Los republicanos sabrán si esta oscura opción les interesa. Quien en beneficio de las utopías futuras niega las miserias actuales quedará atrapado por estas. La experiencia del pujolismo enseña que ha sabido convertir en monaguillos inanes a algunos de sus más feroces detractores.
La comisión de investigación se queda corta si se circunscribe a los asuntos fiscales de los Pujol; quedará en nada si pretende abarcarlo todo; lo lógico es que se ciña a las relaciones incestuosas de la familia con su administración. Para averiguarlas quizá no sean ociosos los testimonios de Felipe González y José María Aznar. Pero siempre después de que se conozca el de Artur Mas.
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