Sombras europeas
El estancamiento de la eurozona amenaza el crecimiento y la mejora del mercado laboral
La evolución reciente del crecimiento económico y del mercado laboral confirma que España mantiene todavía una ligera recuperación, aunque amenazada por el estancamiento europeo. En el tercer trimestre de este año, la tasa de crecimiento del PIB (0,5%) será algo inferior a la registrada en el trimestre anterior, secuela probable del parón en Alemania y Francia. Por otra parte, la encuesta de población activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre arroja buenos datos globales (el empleo creció en 151.000 personas y la tasa de paro ha bajado por primera vez del 24% desde 2011), pero de composición poco firme. El paro desciende en buena medida por la caída de la población activa, y el empleo que se crea es básicamente temporal —aunque crecen los contratos indefinidos—, de baja remuneración y adscrito al sector servicios.
Sobre la incipiente reactivación se ciernen incertidumbres de alguna gravedad. Es poco probable que la calidad del empleo generado en los últimos 12 meses (unos 274.000 puestos de trabajo) pueda soportar aumentos de la demanda que sostengan un crecimiento acelerado en los próximos trimestres. En otras palabras, las expectativas de recuperación son débiles —como ya advirtieron, entre otras instituciones, el FMI y la OCDE— y tendrán consecuencias a corto plazo. Por ejemplo, en las proyecciones de ingresos presupuestarios para 2015; por tanto, obstaculizarán la corrección del déficit.
Editoriales anteriores
Las dudas más acusadas sobre la recuperación proceden de Europa. La UE ha entrado en una fase de estancamiento, que los analistas menos complacientes califican ya como el preludio de una tercera recesión europea y que, por el momento, no está respondiendo al tratamiento monetario gradual del BCE (ya ha llegado a la compra de bonos de empresas). Es una complicación importante para el PIB español, porque las exportaciones se resentirán inevitablemente. España no puede apoyar el crecimiento a medio plazo solo sobre el consumo, porque necesita además no empeorar el saldo por cuenta corriente.
La deducción lógica es que a partir del cuarto trimestre comenzará una cierta desaceleración del crecimiento (que no recesión), tanto más intensa cuanto más se prolongue el estancamiento europeo. El Gobierno, hasta ahora, no acepta el pronóstico de empeoramiento; pero debería estar preparado para corregirlo.
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