Nueva polémica con el gasto de la casa griega de los reyes de Holanda
El Gobierno holandés paga casi medio millón de euros por un terreno, que en realidad vale 35.000, para garantizar la seguridad de los monarcas
Si la compra de la casa griega de veraneo de Guillermo y Máxima de Orange irritó a los holandeses por su alto coste (4,5 millones de euros) en plena crisis, parece que los nuevos datos ahora conocidos elevan aún más esa cantidad. El Gobierno holandés ha pagado 461.000 euros en concepto de derechos de propiedad para poder instalar una valla en un terreno cercano a la residencia. La mansión de lujo fue adquirida en 2012 por el monarca para poder pasar sus vacaciones estivales en Kranidi, en el Peloponeso. El cercado actual pretende garantizar su seguridad, pero según la información confidencial obtenida por la cadena televisiva RTL 4 sobre la operación, los 1.500 metros cuadrados de tierra comprada solo valen hoy 35.000 euros.
RTL 4 va aún más lejos y añade que un abogado griego negoció la compra -por un periodo de 30 años- con una vecina en nombre el Ministerio holandés de Justicia. Su titular, Ivo Opstelten, habría dicho que era necesario hacerse con esa parcela costara lo que costara. El diario financiero Finacieel Dagblad apunta incluso que “se habrían vulnerado varias leyes griegas para levantar la cerca”. Ante la magnitud de la operación, el servicio de información del Ejecutivo holandés se ha visto obligado a explicar lo ocurrido, aunque ha sido parco en los detalles. Solo admite que “era necesario adquirir la zona en cuestión para preservar la seguridad de la Familia Real”. Mark Rutte, primer ministro liberal holandés, ya advirtió a principios de año de que este tipo de gastos correría a cuenta del Estado. El resto, es decir, el hecho de que los reyes hubieran adquirido un complejo vacacional que ha presentado problemas añadidos, era “un asunto privado”.
Kranidi es una población del Peloponeso con unos 10.000 habitantes cuya belleza ha atraído a varios personajes famosos. Allí tienen una segunda residencia el presidente ruso Vladímir Putin y el actor británico Sean Connery, uno de los James Bond más conocidos del cine. La de los reyes holandeses tiene tres viviendas, piscina, playa y puerto privado en una superficie de 4.000 metros cuadrados. La pareja, que lleva un año en el trono, la compró para poder pasar sus vacaciones estivales en privado y no cambiar el destino cada año. El antiguo dueño era un fotógrafo alemán, Manfred Rieker, conocido por sus campañas publicitarias centradas en automóviles.
Los comentarios sobre la villa acapararon la atención de la prensa griega en junio pasado cuando obtuvieron un permiso muy difícil de conseguir para construir un puerto privado. La protección de las costas esta regulada por el Gobierno de Atenas. Cuando el asunto llegó a los pasillos del poder en La Haya, se zanjó la cuestión recordando que “la seguridad del rey, su familia y entorno compete al Estado”. “De ello se ocupa el Coordinador Nacional para la Lucha contra el Terrorismo”, dijeron portavoces oficiales. Aunque de momento el asunto no afecta a la popularidad de Guillermo y Máxima, la polémica se suma a la generada por otra casa de veraneo de la que tuvieron que desprenderse.
Se trata de un inmueble construido en la playa de Machangulo, en Mozambique, frente al Océano Índico. El desembolso que suponía vigilar a Guillermo y Máxima y a sus tres hijas puso en 2009 a los holandeses en su contra. Cuando se supo que habían abonado una parte de la propiedad a una inmobiliaria con sede en la isla de Jersey, un paraíso fiscal en el Canal de la Mancha, tuvieron que venderla por un precio simbólico. No se lucraron y pagaron los impuestos, pero fue el peor momento de una pareja que llegó al trono en 2013 con un tirón popular del 80% (Guillermo) y el 83% (Máxima). Fuerza que aún mantienen.
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