El racismo (también) es para el verano
AUTOR INVITADO: MIKEL ARAGUÁS
Aunque parece que el verano es tiempo de relax, tiempo para noticias de bajo perfil (salvo por las barbaridades de los conflictos de Siria y de la franja de Gaza a las que occidente no busca una solución tan contundente como en otros casos de nuestra reciente historia), en los últimos tiempos comenzamos a ver cómo se cuelan en los medios de comunicación noticias y discursos que son potencialmente peligrosos para la convivencia en nuestros barrios, pueblos y ciudades y que colocan a las personas de origen extranjero como “enemigos” para la “convivencia”, o para el acceso a los escasos recursos públicos disponibles.
Dimos el pistoletazo de salida en Abril con el informe de las cifras de delitos de odio en España en las que señalan casi 400 delitos basados en el racismo y xenofobia y más de 40 por motivos religiosos (de un total de casi 1200 delitos que pueden ser calificados como de odio). Cifras que, si bien no son tan altas o preocupantes, -como en el caso griego en el que se ha tenido que crear una unidad especializada debido al espectacular aumento de los delitos de tinte racista y xenófobo- sí que deberían hacernos reflexionar en la medida que se han multiplicado por cuatro en los últimos cuatro años (en 2009 se contabilizaron aproximadamente 90 delitos de este tipo) y más cuando diferentes colectivos sociales denuncian que infra representan a una realidad mucho más compleja y en constante crecimiento.
Un después, en Mayo, recibimos el primer “souvenir” veraniego con las declaraciones del Alcalde de Sestao –Bizkaia- en la que afirmó alegremente: “La mierda ya no viene a Sestao, si no la echo yo y ya me encargo yo de que se vayan a base de hostias" refiriéndose a la negación unilateral del derecho a empadronamiento. A pesar de que éste pidió disculpas y de que SOS Racismo denunció estos hechos, estas declaraciones sirvieron para perturbar la convivencia en la localidad y para que en los foros de discusión de muchos periódicos pudieran leerse afirmaciones como: “El 90% de los españoles estamos de acuerdo con los comentarios del alcalde Bergara”; difícil comentario en una sociedad que presume de “integradora”.
También en estos meses de verano amanecimos con otra intolerable agresión racista a un joven de rasgos asiáticos en el metro de Barcelona (acompañada de una igualmente intolerable grabación y omisión de socorro por parte de un “amigo” del agresor que para más inri la compartió en las redes sociales), que si no es la primera de este tipo, sí que conviene destacar la contundente respuesta del Ayuntamiento de Barcelona que se personó contra el agresor ya que en palabras de Joaquim Forn, "hay que hacer entender que la intolerancia y la xenofobia no tienen cabida en Barcelona".
Una buena respuesta que no ha sido imitada en Robledo de Chavela –Madrid- ya que, a pesar de que en los últimos años numerosas instituciones como el Defensor del Pueblo, la Delegación del Gobierno en Madrid (tras queja de la Federación Andalucía Acoge) han “recordado” al alcalde su obligación de empadronar a personas inmigrantes, éste sigue declarando abiertamente: “No tengo nada en contra de los que vienen a trabajar, pero sí a los que vienen a vivir del cuento". Otro “alegato” a favor de la convivencia que ha llenado páginas de los medios y comentarios similares en sus foros de discusión.
Volviendo a Euskadi, en las últimas semanas el Alcalde de Vitoria también señaló a marroquíes y argelinos de "vivir de las ayudas y no querer trabajar" y ahondó en los estereotipos más burdos afirmando en la Cadena Ser que el "fraude" en las ayudas sociales de algunas nacionalidades concretas es escandaloso. "Algunas nacionalidades viven de las ayudas y no tienen ningún interés en trabajar"… No los "latinoamericanos", en quienes sí aprecia una voluntad de integración en la sociedad vitorianay "de querer encontrar trabajo", algo que no debería extrañarnos tras otro titular de otros meses atrás en los que se afirmaba que Vitoria quiere evitar que proliferen kebabs, bazares chinos y locutorios. Quizá en este sentido, el único consejo que podemos dar para evitar este tipo de declaraciones es que el equipo de Gobierno participe en alguna de las iniciativas antirrumores que tratan de hacer frente a las falsas creencias, estereotipos y rumores que afectan negativamente a la convivencia en diversidad y a la cohesión social y que se desarrollan –entre otras muchas regiones, provincias y localidades- en las cercanas Bilbao, Getxo, o Gipuzkoa
Pero este verano no sólo tenemos titulares de este tipo en España. Si miramos a las “tradiciones” deportivas veraniegas, vemos que este verano también ha sido prolijo en despropósitos racistas. Así, después del fracaso de la FIFA en su lucha contra el racismo, en el tradicional Tour de Francia y los aficionados que nos congregamos delante del televisor acompañando a los sufridos ciclistas entre siesta y siesta, nos hemos encontrado con supuestos insultos racistas al único corredor negro del pelotón, Kevin Reza, (Europcar). También dentro del fútbol y teniendo como víctima de los insultos racistas a Seko Fonana (jugador de 19 años del Manchester City), hemos asistido al abandono de un partido en Croacia, por parte de su equipo, como rechazo a este tipo de comportamientos. Sin salir de este mundo del balón y en estamentos en los que se presupone que no existen grupos ultra organizados, nos encontramos con Carlo Tavecchio -candidato a presidir la Federación Italiana de Fútbol-, que parece salido de cualquier grupo de este tipo, asegurrando que “a Italia llega un 'Opti Poba' que antes comía plátanos y ahora juega de titular en el Lazio"; la respuesta estuvo a la altura: una cesta de plátanos al autor de las declaraciones a nombre de “Opti Poba”.
Por suerte, y a pesar de que en este verano comenzó con la absolución, por parte de la Audiencia de Barcelona, de Garcia Albiol de los delitos deincitaciónalodioy a ladiscriminación por discriminación racial (por losdípticosque se repartieron en Badalona en 2010 en los que fotografías de gitanos rumanos eran acompañados de lemas como 'inseguridad', 'delincuencia' y 'vandalismo', y la imagen de una pintada con el mensaje "no queremos rumanos"), el verano también ha tenido una cara positiva si vemos que el despropósito de la recogida de alimentos racista en Manresa, por parte de PxC, ha sido frenada por la acción del Ayuntamiento, que ha negado el permiso de forma tajante. “La denegación de la autorización es lo que corresponde a una iniciativa pretendidamente solidaria que en realidad es una actuación xenófoba y reprobable desde el punto de vista democrático y del respeto a las personas” y de un grupo de vecinos que se han manifestado contra esta recogida. También desde Francia nos llega otra buena noticia por la que brindar en cualquier terraza de verano con una cerveza bien fría, y es que La justicia francesa condena a 9 meses a una excandidata de la ultraderecha por racismo, y es que, guste más o guste menos, comparar a una persona (sea Ministra de Justicia o no) con un mono es un comportamiento intolerable en pleno siglo XXI.
Quizá por eso, y aunque estemos descansando en una terraza disfrutando de nuestra ciudad vacía, tumbados en una toalla, haciendo senderismo por la montaña, metidos en un aeropuerto tratando de agarrar un vuelo que no llega, aislados en una casa rural o simplemente leyendo este blog, debemos recordar aquella frase de Hegel que decía: "Las verdaderas tragedias no resultan del enfrentamiento entre un derecho y una injusticia –como muchas veces nos quieren hacer creer algunos de los autores de las frases-. Surgen del choque entre dos derechos".
Quizá ésta sea una de las respuestas que debamos dar frente a un racismo y xenofobia que no descansan ni en verano, centrarnos en los Derechos (y en buscar responsables políticos) que nos unen como ciudadanos frente a posiciones (y responsables políticos) que nos enfrentan.
Mikel Araguás es Secretario General de Andalucía Acoge@MikelAraguas
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