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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Abrir la vía del acuerdo

Los líderes del PP y del PSOE tienen que buscar juntos salidas al rupturismo independentista

La rapidez con la que el presidente del Gobierno ha recibido al nuevo líder del PSOE da cuenta de la necesidad de ponerse de acuerdo para abrir una vía de salida al conflicto planteado por el independentismo catalán. Ambos coinciden en la ilegalidad del referéndum contemplado unilateralmente por la Generalitat; pero no basta con quedarse ahí. Hay que tender puentes y buscar soluciones.

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Pedro Sánchez adelantó a Mariano Rajoy su propuesta: una reforma federal de la Constitución, tanto para resolver la cuestión de Cataluña como la reorganización del Senado y otros problemas territoriales, y refrendada por el voto de los españoles. Horas antes, el dirigente del PSOE había subrayado su postura favorable al “diálogo leal, abierto y claro” y al entendimiento de la política como “un ejercicio de pacto”.

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Falta saber qué opina de esto el jefe del Gobierno. Difícil imaginárselo por ahora a la cabeza de un proceso constituyente. Tampoco se le pide un cambio de posición de la noche a la mañana. Ahora bien, como ya hemos advertido, la respuesta no puede ser el inmovilismo. Hay que negociar, hay que pactar; en última instancia, habrá que reformar y actualizar la Constitución, por el bien de todos. La caída de la casa Pujol, que debilita evidentemente la posición del soberanismo, no debería llevar al PP a creer que el problema catalán queda poco menos que liquidado por las contradicciones en el seno del nacionalismo. Hay que abordar la construcción de un acuerdo, en la confianza de que la cuestión perderá virulencia a medida que las corrientes centrales de la sociedad catalana perciban que las del resto de España escuchan sus demandas y que es posible el entendimiento. Mal podría fundarse un terreno de encuentro si las dos principales fuerzas españolas partieran del desacuerdo en esa materia.

Artur Mas también debe tomar nota de todo ello. Probablemente no va a rectificar en público cuanto ha hecho y dicho sobre los planes soberanistas, pero se encuentra políticamente debilitado tras la confesión de la fortuna oculta del hombre al que le debe su puesto y su carrera.

La reforma federal del Estado no agota las propuestas de Sánchez. Al líder socialista le preocupan el paro y la pobreza infantil, y propuso a Rajoy garantizar un ingreso público a todos los parados con hijos a su cargo, calificándolo de “inversión en solidaridad”. El PSOE también se opone rotundamente al cambio del procedimiento de elección de alcaldes esbozado por el jefe del Gobierno, lo que es más comprensible que pretender un cambio de reglas del juego a pocos meses de las votaciones.

El nuevo líder del PSOE —después de casi tres horas de encuentro “en un tono muy cordial”, aunque “con más diferencias que coincidencias”— anunció a Rajoy una “oposición intensa”, lo cual no le impide compartir la necesidad de evitar la ruptura constitucional. Eso importa tanto a los que creen acertada o inevitable la política económica y social de los últimos años como a los que la juzgan equivocada y propugnan una alternativa.

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