Menos pobres, pero más vulnerables
El PNUD alerta del peligro de una marcha atrás en los avances en la lucha contra la pobreza
Uno de cada cinco habitantes del mundo vive en situación de pobreza, según el Informe de Desarrollo Humano 2014 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Son, según el organismo, 1.500 millones de personas que no tienen acceso a saneamiento, agua potable, electricidad, educación básica o al sistema de salud, además de soportar carencias económicas incompatibles con una vida digna. El dato es superior al de pobreza extrema que aporta la ONU basado solo en la renta —vivir con menos de 1,25 dólares al día—, según el cual hay 1.200 millones de pobres en el mundo. Con todo, son la mitad que en 1990, pero el PNUD advierte: "Aunque en términos generales la pobreza está disminuyendo, casi 800 millones de personas se enfrentan al riesgo de volver a caer en ella por causa de alguna crisis o adversidad". La clave para que eso no suceda, abunda el documento, es que los Estados se comprometan a prestar servicios sociales básicos y lograr el pleno empleo "para reducir la vulnerabilidad y que el desarrollo sea equitativo y sostenible".
"Erradicar la pobreza extrema no solo consiste en reducir sus niveles a cero, sino en asegurarse también de mantener estos logros", subraya el organismo. El texto titulado Sostener el Progreso Humano: Reducir vulnerabilidades y construir resiliencia destaca la importancia de que la nueva agenda de desarrollo tras 2015, cuando se renovarán los Objetivos del Milenio, tiene que incluir, por tanto, un objetivo para reducir la vulnerabilidad de las personas, además de la pobreza y el hambre. El PNUD advierte que amenazas como las crisis financieras, los conflictos violentos, las fluctuaciones de los precios de los alimentos o los desastres naturales no solo obstaculizan el progreso, sino que además amenaza con destruir lo ya conseguido. Y nos son amenazas improbables. "Más de 1.500 millones de personas vive en países en conflicto. Y 45 millones se vieron forzadas a huir por la situación de violencia o persecución en 2012, 15 millones de ellas son refugiados, la cifra más alta en 18 años", detalla.
"Las personas sin acceso a la salud o la educación básicas tienen menos capacidad de poder hacer frente a los peligros", expone el organismo. Por eso, en el informe presentado este jueves en Tokio, hace un llamamiento a la prestación universal de servicios públicos. "Todo el mundo tiene el derecho a recibir educación o un sistema de salud", se lee en el texto. Y no solo eso. El PNUD reclama sistemas de protección como prestación por desempleo y la regulación de los mercados de trabajo. Este tipo de medidas en los países en los que no las hay harían de palanca para impulsar su desarrollo en tanto que mejoraría, por ejemplo, la calidad de los empleos. "Un subsidio mientras no se tiene empleo permite a los parados elegir mejores trabajos en vez de tener que elegir lo primero que salga", apunta.
Un mundo más desigual
El informe incluye también el listado anual de 145 países evaluados ordenados según su nivel de desarrollo, en el que España ocupa el puesto 27. Aumenta a nivel global, aunque a un ritmo más lento, pues la tasa de crecimiento fue menor en el período 2008-2013 que la de 2000-2008, y además el progreso ha sido muy desigual, apunta el informe.
De los indicadores que mide el Índice de Desarrollo Humano para evaluar el progreso medio conseguido por un país —disfrutar de una vida larga y saludable, acceso a educación y nivel de vida digno— solo en la asignatura de la salud se ha mejorado en la mayoría de regiones del mundo, principalmente porque ha aumentado la esperanza de vida en muchos países, debido en gran parte, a la mejora de los sistemas de salud. Esto explica que países pobres como Zimbabwe sean los que mayor mejora han experimentado en su valor del índice. En ese país, por ejemplo, se debe al aumento de la esperanza de vida de su población en 1,8 años de 2012 a 2013, casi cuatro veces más que la subida promedio mundial.
Pero hasta ahí los aplausos. "La desigualdad en los ingresos ha crecido en varias regiones, también entre los países con un desarrollo humano muy alto". Lo que apunta, en definitiva, que el crecimiento económico no se traduce en un mejor reparto de la riqueza. Esto provoca que países como Estados Unidos, quinto en la clasificación del IDH, caiga 23 posiciones si el dato de desarrollo tiene en cuenta la desigualdad entre sus ciudadanos. También se ha abierto aun más la brecha en cuanto a la posibilidad de acceso a la educación. Sobre todo en Asia Meridional, Estados Árabes y África Subsahariana, "donde los jóvenes tienen dificultades para pasar de la enseñanza primaria a la secundaria", señala el PNUD que pide que para 2050 se haya erradicado el trabajo infantil.
El desarrollo por género, también desigual
El PNUD calcula por primera vez el Índice de Desarrollo Humano distinguiendo entre hombres y mujeres. Así, teniendo en cuenta su esperanza de vida, estado de salud, acceso a la educación y nivel de ingresos, en 16 países el IDH de ellas es igual o superior al de los hombres. Son: Argentina, Barbados, Bielorrusia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, la Federación de Rusia, Finlandia, Kazajistán, Letonia, Lituania, Mongolia, Polonia, Suecia, Ucrania y Uruguay. "En algunos de estos países, esto se atribuye al mayor rendimiento escolar de las mujeres; en otros, a una esperanza de vida significativamente más alta para ella (como mínimo, superior a cinco años)", explica el informe.
En cambio, Afganistán, donde el Índice de Desarrollo Humano de las mujeres es solo un 60% del de los hombres, es el país con mayor desigualdad.
Los datos globales revelan que las mujeres están un 8% por debajo en cuanto a desarrollo, aunque como se ha visto, por países el porcentaje varía sustancialmente, sobre todo por las fluctuaciones en cuanto a esperanza de vida y nivel educativo. Sin embargo, el llamado Índice de Desarrollo de Género muestra que la disparidad del ingreso nacional bruto per cápita es muy elevada: el de los hombres es más del doble que el de las mujeres.
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