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Cuéntame una guerra

Un documental explica cómo trabajan los fotógrafos que cubren conflictos bélicos y la manera de seleccionar sus imágenes

“La guerra vista de cerca es un animal salvaje que lo devora todo”, dice la fotógrafa Sandra Balsells. Ella ha sido testigo en primera línea de muchas de ellas con su cámara. Probablemente hay pocas formas mejores de captar la crudeza de un conflicto bélico que a través de las fotografías. Ella es parte de una generación de fotoperiodistas españoles que han alcanzado prestigio internacional cubriendo los más importantes de este siglo. El documental No me llames fotógrafo de guerra (que se puede ver completo en este enlace), producido por Canal +, muestra su trabajo y narra cómo los profesionales no siempre se sienten identificados con ese apelativo.

El relato audiovisual está guiado por la mirada de los propios autores y por sus imágenes, pero también por el testimonio de algunos sus editores en The New York Times, EL PAÍS, Associated Press (AP) o Getty Image. Entre unos y otros está el equilibrio. Como explica Santiago Lyon, director de fotografía de AP, “el fotógrafo tiene que fotografiar con pasión y el editor tiene que editar con frialdad”. “El primero quiere que se publiquen todas sus imágenes, pero el segundo tiene una visión más fría, no ha vivido lo que el fotógrafo. Él lo ha olido, lo ha sentido. Le enseñas a un reportero una foto suya y en seguida recuerda las circunstancias en las que fue tomada”, asegura.

Los espectadores asistirán al recorrido de una imagen desde que se toma hasta que se publica para reflexionar sobre qué factores y de quién depende la visión que tenemos hoy del mundo y sus conflictos. En el camino, irán descubriendo qué motiva internamente a estos fotógrafos, testigos de lo peor y lo mejor del ser humano, a poner en riesgo sus vidas para contar historias de un mundo cada vez más violento. Entre los profesionales que han participado en el documental se encuentran Samuel Aranda, Moisés Samán, Manu Brabo, Emilio Morenatti, Fernando Moleres, Sandra Balsells y Álvaro Ybarra Zavala.

Este último explica que la fotografía va muy ligada a la evolución como persona. “Yo la mía no sé separarla. Tus vivencias te hacen madurar a la forma en la que te aproximas a las historias y a la gente, porque no es un trabajo, sino un modo de vida. Yo también busco respuesta a muchos de mis miedos”, cuenta.

Pero no es una travesía fácil. “Te encuentras también solo, con tus fotos y tu maleta y el destino próximo. Cuando llegas a cierta edad, comienzas a pensar: ¿qué es lo siguiente?”, se pregunta Moisés Saman.

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