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Cinco planes que nunca imaginaste que harías

De pasar el viernes berreando 'Summer nights' en un cine a estudiar novela gráfica japonesa, cinco ideas de ocio fascinante

CORDON PRESS

1. Cantar en un cine. La gran costumbre anglosajona ha llegado al centro cultural Conde Duque de Madrid: un sing-along de Grease, donde se proyectará la película y, cada vez que aparezca un número musical, se quitará la voz de John Travolta y Olivia Newton-John y (oh Dios) Stockard Channing para que pueda ser el público el que cante. Es parte del nuevo ciclo Sing Along, en el que se proyectarán musicales dispuestos de forma que el espectador se arranque a cantar.

2. Filosofar en el teatro. Gracias a Cadena perpetua, todos aprendimos cuánto sufre un expresidiario cuando es puesto en libertad. Es lo que le ocurre a uno de los protagonistas de Mata’m, una obra coral con tintes de humor, drama y filosofía que recorre la vida de cinco personajes que se encuentran en el Villarroel Teatre de Barcelona. ¿Se te había ocurrido que el ocio puede incluir plantearse si piensas, luego existes?

3. Estudiar novela gráfica japonesa. Si la novela gráfica (esa cosa tan de moda que antes llamábamos por el obsoleto nombre de “cómic”) japonesa está viviendo un momento de auge, los nipones no cesan en la exportación de su cultura. Si hasta hace poco pudimos disfrutar de la exposición Japonismo en CaixaForum, ahora la Fundación Japón y el museo ABC traen Evangelion y las katanas japonesas, una retrospectiva del famoso anime y del país de Sol naciente a través de sus espadas.

4. Repasar 20 años de carrera. La mayoría la conocimos como Agrado, aquella entrañable mujer que hacía la vida de los demás agradable en la brillante Todo sobre mi madre, un papel que le valió una nominación al Goya. Nos enamoró como Estela Reynolds, la actriz frustrada que se jactaba de que Fernando Esteso le hubiera chupado un pezón en La que se avecina. Ahora repasa los mejores monólogos de su carrera en una función dirigida por ella misma en el Teatro Nuevo Apolo.

5. Ver restos de un barco hundido. Se hundió en 1804 con objetos de gran valor histórico. La empresa estadounidense Oddysey, dedicada a rebuscar joyas perdidas bajo el mar, encontró los restos en 2007 y se los llevó a las arcas del Tío Sam provocando un polémico litigio entre España y Estados Unidos que se resolvió devolviendo todo el patrimonio a su país de origen. Ahora, los tesoros de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes se exponen en el Museo Arqueológico Nacional en la muestra El último viaje de la fragata Mercedes. Un tesoro cultural recuperado.

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