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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sobre Podemos y Pablo Iglesias

Es de alabar que los profesores puedan, gracias a su libertad de expresión, ejercer su libertad de cátedra. Y eso han hecho, preguntando a unos alumnos de Extremadura, que argumenten en contra de Podemos. Aceptando esta premisa, estoy seguro de que en aras a esa libertad de expresión, permitirán a los alumnos que lo deseen argumentar en función de su libertad de conciencia, ya que estamos ante una cuestión del ámbito normativo e ideológico, pudiendo, en este caso, hacerlo a favor. Si el ejercicio, en este último caso, es ordenado, razonado y argumentado, estoy seguro de que será calificado con la máxima puntuación.— Francisco Lechago Buendía. Bormujos, Sevilla.

Podemos ha sido una sorpresa electoral para muchos; ahora es una pesadilla para unos cuantos. La torpe y desaforada provocación tertuliana se ha reconvertido en “serias” intervenciones a cargo de expolíticos de Estado y renombrados opinadores políticos que, atrincherados en sus indiscutidos méritos del pasado y su “sabiduría de las cocinas” en que han participado, saltan al ruedo con riqueza de descalificaciones y extrañas asociaciones ideológicas, pero con una enorme pobreza de razones y argumentos. Simplemente son “los que saben”, pero ya no enseñan. Embisten a pesar de las reclamaciones de sus bases, un militante un voto, o de la deserción de sus lectores. Ahora son parte de la “casta”, pero no todos los políticos más o menos profesionales forman parte de esa “casta” —parafraseando a José Mújica— diría que son solo aquellos que dejaron de vivir como pensaban y hoy piensan como viven. Puede ser que Podemos no tenga el éxito esperado como partido político, pero lo realmente importante es que ante la crisis de una “cultura política elitista”, evidentemente, anticuada, Podemos ya ha ganado como precursor de una “cultura política participativa” claramente naciente.— Luis Plantier Olivieri. Barcelona. 

Llevaba tiempo queriendo escribir sobre Pablo Iglesias y su grupo. Y el incidente en el hotel Ritz con ese hombre desesperado por su familia en Venezuela ha sido el acicate final. No voy a hablar de su partido ni de su ideología. Quiero hablar del talante y los ademanes del susodicho. Tengo 28 años, y creo que estoy en la misma generación de éste y su cuadrilla, y esa actitud chulesca y prepotente la hemos visto todos los de nuestra “quinta” en el colegio, en el instituto, en la universidad y en la calle. Es la actitud del listillo, del enterao, del que desprecia y denigra al “profe”, a “su viejo”, al “viejete” que le recrimina poner los pies en un asiento del Metro. Que contesta sin una mala palabra ni insulto, recurriendo a una vacua retórica, a una pueril burla, a una ironía simplona, sin más objetivo que esquivar una responsabilidad que “le resbala” y hacer la gracieta que le dé la admiración de la “pandilla”. Que se erige en líder de sus “colegas” siendo el más contestón ante una autoridad que adolescentemente cuestionan. Y este tipo ha entendido, con mucha inteligencia, que la mejor manera de conectar con toda esa generación desvalorizada e infantilona y jugar a Maquiavelo con toda una sociedad como quien juega a Los sims es exportar ese listillismo contestatario a la arena política. Mientras muchos maduramos, otros quedan abducidos en un limbo de pubescencia del cual se nutrirá este personaje para sus oscuros propósitos. Ahora vean de nuevo el vídeo y observen la mirada, los gestos y las palabras del individuo. A mí me resulta alarmante a la par que patético.— Daniel López. Madrid.

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