_
_
_
_
3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Una vida de puntillas

Estas entrada ha sido escrita porÁngela Fanjul, investigadora de +Socialy autora principal delinforme sobre inmigración irregular en EspañaUna vida de puntillas,que se presenta hoy.

Una mujer siria descansa con sus hijos tras ser rescatada en el mar por una patrullera italiana. Foto: ACNUR/A. D'Amato.

El debate sobre la inmigración irregular está plagado de voces más o menos altisonantes, más o menos informadas: políticos, fuerzas de seguridad, académicos y expertos, editorialistas y tertulianos; pero curiosamente suele estar falto de algo fundamental: las voces de sus protagonistas. En España hay cientos de miles de personas en esta situación. Cientos de miles. Y sin embargo se sigue hablando del “inmigrante irregular” como si todas ellas fueran una sola; con los mismos deseos, proyectos e historias.

+Social ha querido recoger en su nuevo informe un pedazo de la diversidad de experiencias de la migración irregular. En este trabajo nos calzamos los zapatos de una persona “sin papeles” para ver cómo la irregularidad no se proyecta únicamente en lo legal-administrativo sino que impregna todas y cada una de las facetas de la vida: las posibilidades de empleo y de desarrollo profesional, el lugar donde se vive, la salud, el acceso a la educación y a una protección social, la posibilidad de vivir sin la amenaza de una expulsión o la condena a la invisibilidad social.

Las propias voces de las personas entrevistadas para este informe suenan entremezcladas en las frases escogidas a continuación para dar una idea de los contenidos del informe, de lo que significa tener que llevar Una vida de puntillas.

Cuando salía pensaba que cuando entraba en Europa va a me ser fácil, que va a me estar otra vida, muy fácil… Quería juntar un poco de dinero rápido y volver y seguir estudiando porque éramos bastante jóvenes cuando vinimos.

Aquí me metí de interna a trabajar duro y a pagar la deuda grande que tenía, de 5.000 euros. Sólo por venir a España. Pero el sueldo que uno gana aquí tampoco es mucho dinero, la gente piensa allí que aquí llueve, llueve dinero y lo único que hace es pedir, pedir, pedir, pedir...

En Madrid no he encontrado ninguna dificultad hasta ahora solo que tengo, la situación que está me sufriendo es el problema de la policía. Cuando te coge la policía sin papeles lo pasas mal. Cuando me cogieron en la calle, llegamos a la comisaría y dijeron “muy bien, con este ya completamos el cupo”. Me bajaron al calabozo y me dice el chaval que me vaya mentalizando porque me van a deportar. Y le digo “es que yo tengo una hija española”, “ya… pero te vas a ir, aunque tengas hija española y todo”. Luego el juez vio la documentación de la niña, la mía y su resguardo, [y dijo] “este hombre no tenía que estar aquí”...

Ahora no es solo los viejos, hay joven que está nos tratando así: negro de mierda… Todos los días, todos los días… y en la calle, en la fiesta, todos los sitios. Pero siempre es igual, siempre. Hay que olvidar y pensar cómo conseguir mis papeles y cómo trabajar para ayudar a mi familia...

La niña comía muy mal, la adaptación les cuesta, como a nosotros mismos nos cuesta. Y extraña muchísimo. Un día estuvo hablando con mi sobrina y cogió la almohada y se tapó la cara y el teléfono y empezó a llorar. Y le miré y empecé a llorar yo también porque tenemos que dejar nuestra tierra, dejar a nuestra familia, pero bueno, que todo sea por un futuro mejor, especialmente para ellos. Yo quiero construir mi riqueza en mis hijos, yo quisiera que ellos estudiaran, que en el momento que ellos tengan una cierta edad… diga “mira, yo puedo ir a Alemania porque sé alemán, puedo ir a Francia porque sé francés”, porque tiene una buena formación y pueda valerse ellos a sí mismos...

En España he pasado por muchas cosas. No ha sido una experiencia tan bonita, ¿sabes? Porque cuando uno tiene expectativas que no ha llegado a materializar, te deja un poquito frustrado. Después de tanto tiempo, como la vida te da tantos golpes, te hace más fuerte, y ya eres como más dura, más centrada y después de tantas cosas que he mirado yo, que he vivido yo aquí en España… pero siento que voy subiendo escalones y eso me hace sentir bien”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_