No queda margen
Sin medidas radicales, como propone la ONU, los daños del cambio climático serán inevitables
Cuanto más tiempo pasa, peores son las predicciones sobre los efectos del cambio climático. Solo una acción decidida y radical a nivel mundial podrá asegurar que la temperatura no suba más de dos grados de aquí a finales de siglo. Esta es la enésima advertencia que lanza el panel científico de Naciones Unidas ante la pasividad que demuestra la comunidad internacional, y especialmente los países que más contaminan —Estados Unidos y China— frente al reto más importante que tiene el planeta. En un nuevo informe, en este caso sobre políticas a aplicar, el panel científico alerta de que no hay demasiado tiempo, pero si se toman decisiones valientes y radicales a nivel global, aún es posible evitar el desastre y mitigar los efectos, aunque no por completo pues las emisiones realizadas ya han provocado un aumento de temperaturas que está alterando el clima.
Sin esa determinación, las consecuencias se verificarán muy pronto: aumentarán los fenómenos meteorológicos extremos, que serán más frecuentes y más virulentos; la subida del nivel del mar provocará cuantiosos daños económicos, especialmente en los países insulares; las oleadas de calor y las inundaciones echarán a perder enormes extensiones de cultivo, con lo que las cosechas disminuirán hasta en un 50%; se producirán oleadas migratorias y enfrentamientos por los recursos, en particular por el agua, y veremos un nuevo fenómeno: el de los refugiados climáticos.
El cambio radical que reclama el panel de Naciones Unidas exige un nuevo acuerdo político que permita ir más allá del Protocolo de Kioto que, además de no haberse cumplido, se ha demostrado totalmente insuficiente. El nuevo acuerdo debe adoptarse en la cumbre prevista en París en 2015, para entrar en vigor a partir de 2020. Europa debe seguir siendo el gran impulsor del cambio. Su objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% respecto a 1990 debe generalizarse y, si es posible, aumentarse.
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Para ello es esencial apostar por las energías renovables. En 2013 las inversiones en energías limpias han caído un 11% y solo representan una cuarta parte de lo que sería necesario invertir para asegurar que el calentamiento no supere los dos grados. En España la energía eólica se ha situado por primera vez en 2013 como primera fuente de electricidad. Ese es el camino, pero para conseguir los objetivos es necesario investigar en busca de una nueva generación de renovables más eficientes.
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