Revolución femenina en la alfombra roja
Un grupo de actrices, encabezadas por Cate Blanchett, protestan por el voyeurismo que sufren en las grandes galas
Estamos en plena temporada de alfombras rojas. Antes solo había una, la indiscutible, la de los Oscar, pero ahora que la voracidad del voyeurismo digital lo fomenta, aparecen por todas partes, salpimentando premios cinematográficos grandes y pequeños a lo largo y ancho del planeta. Y sobre esas alfombras desfilan las celebridades, brillando como nunca con sus trajes de alta costura pero cruzando los dedos por dentro para conseguir el aprobado en el desfile. Del éxito que tengan sobre esas alfombras, y la aceptación o el rechazo que generen en el público, dependerá muchas veces su futuro profesional. Hasta que llegó Elisabeth Moss, la Peggy adelantada a sus tiempos de Mad Men, y decidió sacar el dedo corazón en medio de la pose durante su paseíllo por de los Globos de Oro. Fue un movimiento rápido, abortado por la cámara, que inmediatamente cambió de plano, pero en cierto modo fue un acto revolucionario en especial sobre una alfombra roja.
Y es que quizás algo esté cambiando. La actriz Cate Blanchett, tras ser sometida a un serpenteante paneo de una cámara que recorrió todas sus curvas durante la entrega de los premios SAG, espetó: “¿Esto también se lo hacéis a los tíos?”. Desde entonces se ha convertido en la crítica más férrea del machismo mediático que sufren las actrices. “La prensa nos juzga por las apariencias y no por nuestro talento” no se cansa de decir la protagonista y aspirante a un Oscar por Blue Jasmine. A ella se unió este año Emma Thompson, que rompiendo todas las normas no escritas, apareció en esa misma alfombra roja con zapato plano, imperdonable herejía.
Además han llegado también a Hollywood las nuevas generaciones. Y ahí está Jennifer Lawrence, (candidata este año a mejor secundaria por La gran estafa americana), con todo su talento, provocando sin parar desde que cogió confianza. Durante la alfombra roja de la gala anual del Museo del Traje del Met, en mayo en Nueva York, se asomó haciendo el tonto por detrás de Sarah Jessica Parker, algo que jamás ninguna estrella se había atrevido a hacer. Y siguiendo su propia estela, en los Globos de Oro se coló por detrás en una entrevista que la cadena E! le estaba haciendo a la cantante Taylor Swift, puso cara de loca y luego se acercó a ella y le dijo: “Había pensado en empujarte escaleras abajo”. A Ryan Crest, el entrevistador, se le quedó cara de tonto de la sorpresa.
Mientras personajes como George Clooney y Brad Pitt pasean sus sonrisas sobre un esmoquin y aprueban el examen sin ser examinados, a las actrices se las juzga de arriba abajo en función de la autoría de su vestido, de cómo les sienta, de su peinado, de sus zapatos, de sus joyas, del tono de su piel, de lo mucho o poco que se notan sus arrugas y últimamente, hasta de su manicura. La cadena de televisión E! se ha inventado la mani-cam, una especie de caja con una cámara para que las mujeres pongan en ella sus manos y el mundo pueda apreciar la perfección de sus dedos.
Este fin de semana se entregan en España los Goya, y el 2 de marzo los Oscar en Los Ángeles. Habrá que ver si alguna otra actriz se atreve a romper las normas.
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