_
_
_
_
_
red expertos planeta futuro
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿El siglo de los niños?

En 1990 murieron 12,6 millones de menores de cinco años por causas evitables. En 2012 la cifra bajó a 6,6 millones. Es un avance histórico, pero no podemos conformarnos

Por primera vez en la historia, en este siglo la Humanidad tiene el conocimiento y los recursos suficientes para erradicar la pobreza. Y se han dado grandes pasos, pero se perpetúan profundos abismos de una inequidad inadmisible que obliga a millones de familias a no tener más oportunidad en su existencia que buscar, cada día, la forma de mantener con vida a sus niños. Las organizaciones humanitarias ponemos todo nuestro esfuerzo en conseguir que esos niños tengan acceso al desarrollo de todas sus capacidades como seres humanos y en construir oportunidades de desarrollo sostenible. Podemos hacerlo gracias a las personas, entidades y gobiernos que deciden contribuir a este trabajo, convencidos de que los niños más desfavorecidos tienen los mismos derechos que el resto de los niños del mundo, y convencidos de que cada uno de nosotros, dentro de nuestras posibilidades, podemos prestar una ayuda que sirve para transformar la vida de personas que de otra forma no tendrían opción.

Los logros de esta suma de empatía, voluntades y trabajo están a la vista. Un solo ejemplo: en 1990 murieron 12,6 millones de niños menores de cinco años por causas evitables (diarreas, neumonía, malaria…), cifra que en 2012 fue de 6,6 millones. Es un avance histórico, pero ¿alguien puede conformarse con que mueran cada día 18.000 niños por razones que se atajan con medidas como vacunas, medicamentos o agua potable? ¿Podemos estar tranquilos sabiendo que la desnutrición está detrás de casi la mitad de esas muertes? Son niños que no llegan a su quinto cumpleaños, el mundo no puede mirar hacia otro lado.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijaron la meta de reducir la mortalidad infantil en dos tercios. De seguir al ritmo actual, solo llegaremos en 2028, dejando millones de vidas en el camino.

Erradicar esta tragedia silenciosa exige voluntad política y recursos económicos suficientes para abordar una tarea de estas dimensiones y sostenida en el tiempo, porque para garantizar la supervivencia infantil y sentar unas bases de desarrollo, hay que fortalecer, extender o crear servicios sanitarios, redes de agua y saneamiento y sistemas de protección y de enseñanza que lleguen a todos los niños. Este es el objetivo, por derecho y por responsabilidad.

No podemos parar. Son millones de personas en más de 150 países y es un trabajo a largo plazo. Por eso, el compromiso no puede dejar de crecer, y menos aún sufrir recortes que ponen en riesgo logros sembrados y cosechados a lo largo de dos décadas. Ninguna crisis justifica la muerte de un solo niño por causas evitables, y los países ricos tenemos (no olvidemos que España sigue estando entre las 14 primeras economías del mundo) recursos para garantizar el bienestar de nuestra población y también para una cooperación internacional que ataque las raíces de una pobreza extrema impropia de la Humanidad del siglo XXI.

Javier Martos, director ejecutivo de UNICEF Comité Español

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_