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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
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Las víctimas

Blanquita (Blanca Nubia Díaz)/por Pablo Tosco para @oxfamintermon

Encontrarse con mujeres que han sido víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano es una experiencia indescriptible. Imposible contener la emoción antes historias tan tremendas y al mismo tan emocionantes. Empiezan a contar a su historia y da la impresión de que es un cuento: "yo nací, yo vivía, mi marido era, tenía dos hijos..." Y en algún punto de la narración entra el drama. "Llegó el ejército /la guerrilla /los paramilitares, mataron a mis hermanos /a mi marido /a mi hijo, dos hombres/ tres hombres/ varios hombres, me violaron /hicieron de mi lo que quisieron, tuve que huir, la justicia no ha hecho nada". Pero tras esta dura presentación surge la verdadera historia de mujeres llenas de fuerza que en una situación que parece insuperable se alzan para cambiar su realidad y la de su entorno.

Son afrocolombianas, indias y mestizas. Todas se conocen entre sí. Coinciden en espacios de lucha y también en la sede de Oxfam donde se reúnen a menudo para trabajar o para conocer a extrañas como nosotras a las que cuentan su historia sin dejar de emocionarse. Todas son mujeres que lideran organizaciones y campañas. Cada una tiene su razón para luchar; acabar con la violencia contra las mujeres, acabar con el racismo, conseguir la paz, conseguir que se reconozcan los derechos de las víctimas del conflicto, acabar con la impunidad…

Todas coinciden en el proceso de creación del liderazgo. Hay que sanarse, luego unirse y finalmente salir a luchar. La terapia del abrazo sanador es maravillosa. Se siente la energía pasar cuando estas mujeres te abrazan. En ese momento te sientes muy pequeña y muy grande a la vez. Te despides de ellas con el corazón magullado de tanta emoción pero con una extraña sensación de triunfo porque a través de estas mujeres sabes que tienes la fuerza de mover el mundo, como ellas lo hacen.

A continuación incluyo algunas de las trascripciones que tome durante los encuentros.

María Eugenia Urrutia. Líder de AFROMUPAZ (Asociación de mujeres afrocolombianas por la Paz)

Yo vivía en El Chocó. Es un paraíso situado al borde de la jungla. Tengo tres hijos, soy víctima de violencia sexual. Me violaron delante de mi marido y mi hija segunda. Estaba embarazada. Mi marido me dijo que prefería estar muerto que seguir conmigo después de eso. Y me encuentro sola con dos hijos, embarazada, y obligada a huir porque sino me matan.

En el Chocó llegan los paramilitares y arrasan con las mujeres. Principalmente mujeres indígenas y afrocolombianas. Yo empecé a explicar a estas mujeres que no sintieran que las agresiones eran culpa suya. Era tan joven. Vinieron 3 hombres, 2 me violaron, uno miraba. Mi hija no recuerda nada pero tiene un tic desde entonces. Tuvimos que huir y llegamos a Bogotá. Y ahí, torpemente saque adelante mi asociación.

Blanca Nubia Díaz. Lider del MOVICE (Movimiento de víctimas de crímenes de estado)

Voy a contar algo de mi hija. Mi hija era muy activa. Allá en la guajira los hombres pueden tener un número ilimitado de mujeres y las mujeres solo un marido. Ella muy linda, muy fuerte. Le gustaba mucho bailar y cantar. Ya habían asesinado a su padre. Me dijo: Mami si me muero no quiero que me lloren, quiero que canten. La mataron un año después de a su padre, en 2001. Yo trabaje en el Chocó. Fui una persona muy cansona, me gustaba trabajar, cansaba a mis compañeros. Yo era inocente, no sabía que era la violencia. Trabaja mucho. En El Chocó me secuestraron. Estuve 5 días secuestrada. Me usaron para denunciar unos heridos que tenían pero no fue nada grave. Mi primer hijo lo tuve sola. A mi suegra le mataron 5 hijos. Creo que murió de pena moral. Me fui a Rioacha. Cuando murió el papa 13 junio del 2000 mi hija empezó a vender ropa. Y se iba sola. Y una noche la mataron. Todos lo sabían. Cuando llegue al pueblo donde la habían encontrado ya la habían enterrado en una fosa común. Hablé con un testigo. La violaron varios hombres y la mataron después. Nos costó mucho recuperar su cuerpo.

Luz Marina Becerra. AFRODES (Asociación de Afrocolombianos Desplazados)

Los paramilitares llegaban sembrando el terror violando mujeres y matando inocentes de formas crueles. Nos amenazaron. A mí me torturaron. Tuvimos que huir. Las más maltratadas del conflicto hemos sido desplazadas forzosas violadas y además somos negras. En la cuidad nos maltratan por ser negras, hay mucho racismo. Para nosotras es muy difícil conseguir un empleo digno.

En nuestros pueblos nos sentíamos útiles porque éramos capaces de cultivar la tierra y ser autónomas. En la ciudad muchas veces la única salida es la prostitución.

Cuando llegué a Bogotá montamos la asociación.

Nota de la autora:

Esta es la segunda entrada de un monográfico sobre el viaje que estoy realizando a Colombia en estas dos próximas semanas con la organizaciónOxfam Intermon.

El primero es: Mujeres que superan el conflicto armado

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