La elección
Esa actitud tremenda, tribal, hostil, deshumanizadora, violenta, de considerar al otro un contrario a abatir es un sucio y primitivo veneno que llevamos todos en la barriga

“Nada de lo humano me es ajeno”, dijo el romano Terencio, y es verdad: si miramos bien dentro de nosotros ahí está todo, lo sublime y lo atroz, la capacidad para acabar convertido en un ángel o un verdugo. Y, dentro de ese casi infinito abanico de posibilidades, uno escoge. Uno siempre escoge aunque no lo sepa porque la pasividad también es una elección. Que te compromete, y te mancha como cualquier otra. Escogemos todos, pues, los individuos y las sociedades, y podemos dejarnos llevar por nuestros peores instintos, por las emociones más primarias y más bárbaras, o levantar la cabeza, aplicar la empatía y la razón, intentar ser mejores de lo que somos, mirar lo grande que es el cielo, como decía Hipatía en la bella película de Amenábar.
No son tiempos buenos. Pienso en la delirante carnicería del centro comercial de Nairobi, en la xenofobia creciente y la indiferencia ante morideros como Lampedusa, en la violencia de los matones griegos de Amanecer Dorado. Gabi Martínez cita en su libro Solo para gigantes un brutal proverbio beduino: “Yo contra mi hermano. / Yo y mi hermano contra nuestro primo. / Yo, mi hermano y nuestro primo contra los vecinos. / Todos nosotros contra el forastero”. Y en Yo soy Malala, la autobiografía de la niña paquistaní a la que los talibanes dispararon en la cabeza por querer ir a la escuela, se cuenta que, entre los pastunes, el pueblo de los talibanes y de la propia Malala, las reyertas entre familiares y vecinos son tan comunes que la palabra primo también quiere decir enemigo. Esa actitud tremenda, tribal, hostil, deshumanizadora, violenta, de considerar al otro un contrario a abatir, es un sucio y primitivo veneno que llevamos todos en la barriga. Tenemos que ser capaces de combatirlo. Y para eso hay que elegir. Por cierto: Malala eligió, y en condiciones durísimas. Todo un ejemplo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
La Cámara de Diputados aprueba el presupuesto de Milei, pero rechaza su ajuste a las universidades
La asociación mayoritaria de guardias civiles no está de acuerdo con la DGT en sustituir los triángulos por la baliza V16
La huella de Trump en el Día Internacional del Migrante: “Ha sido uno de los años más difíciles, el más cruel”
La última estafa en WhatsApp detrás del sueño legal: el uso del estatus migratorio como carnada
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”




























































