Bienvenid@ a casa
Ecuador aprovecha el crecimiento económico para reclutar profesores entre sus emigrantes
Más de dos millones de ecuatorianos salieron de su país a finales de los años noventa y cientos de miles recalaron en aquella España de principios de siglo cuya economía crecía al 3% por año. Ahora, todo ha cambiado: el país de acogida está en recesión y, aunque no ha adoptado políticas contra la inmigración, sí ha tomado alguna medida que la altera, como la de retirar la tarjeta de asistencia sanitaria al extranjero sin papeles.
Los ecuatorianos de la diáspora se encuentran divididos entre los que aguantan fuera de su país y los tentados por la campaña puesta en marcha por el Gobierno de Correa bajo el lema Bienvenid@ a casa para facilitar el regreso de compatriotas emigrados. América Latina crece ahora a ritmos del 3%. Ecuador ha reducido su nivel de pobreza y se muestra interesado en aprovechar el ciclo de crecimiento con un impulso a la educación. Para ello ofrece fijeza en plazas de profesores hasta ahora ocupadas por interinos, a las que estos últimos podrán optar, pero también recluta talento entre los universitarios ecuatorianos que están fuera de su país.
Por eso, 772 de los que se encuentran en España han iniciado las pruebas para convertirse en profesores de Enseñanza Primaria y Secundaria en Ecuador. No les ofrecen mucho dinero: 616 euros, inferior al salario mínimo español, cierto, pero más del doble del sueldo medio en Ecuador, donde el coste de la vida es bajo. Y las experiencias en España habrán sido buenas o malas, pero haber vivido en otro país nunca viene mal como bagaje vital en ese incesante ir y venir de las gentes para buscarse la seguridad, el sustento o la promoción al alcance del talento.
Las migraciones mezclan el dolor y las oportunidades, el mestizaje y la separación de las familias. Ojalá les vaya bien a los ecuatorianos que se vuelven a su país. Y ojalá España pueda retener pronto a sus jóvenes talentos —y atraer a muchos otros— que prueban suerte en diversas zonas del planeta ante las magras perspectivas en el país donde nacieron y se formaron. Porque será la señal de que ya ha emergido a la superficie esa orilla española del Atlántico cubierta por la crisis.
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