Activismo diario a tu medida
Estamos viviendo cambios sociales bruscos, mareas humanas que emergen como sunamis y desaparecen con la misma contundencia que nacieron. #15m, #tomaeelcongreso y últimamente #escraches sí o no. Estos movimientos espontáneos son un claro indicador de que gran parte de la sociedad está cansada de vivir en este sistema inaceptable y quiere hacer algo para cambiarlo. Esta certeza surge con más fuerza en España cuando la injusticia cobra una forma concreta. Los españoles somos muy solidarios pero poco comprometidos. Un ejemplo flagrante, varios millones de personas brindarán su apoyo económico a las ONGs que estén ayudando a los damnificados de una catástrofe, como Haití, pero apenas un millón se comprometerá con esas mismas organizaciones a largo plazo para asegurar que esa ayuda se consolida y el proceso de reconstrucción se acaba.
En este escenario surgen nuevas opciones que pretenden ayudarnos a los ciudadanos a exteriorizar esa convicción de que tenemos que hacer algo para cambiar este sistema y de que nuestro esfuerzo cobrará un sentido. Está por ejemplo el activismo digital, un activismo cómodo, bien llamado de “sofá”, pero que por lo menos sirve para visibilizar los problemas y presionar a los causantes de los mismos, y así, de un modo modesto, ayuda a evitar la impunidad y molesta. También están los ya mencionados movimientos ciudadanos más activos. Los escraches de PAH son la última moda hecha a la medida de los más temperamentales que buscan el cuerpo a cuerpo, con un formato que permite sentirse muy útil aunque se reúna a poca gente.
Estas nuevas opciones conviven con otras que llevan mucho más tiempo y que por ello parece que pasan más desapercibidas pero que son tremendamente efectivas también. Opciones de activismo político que muchas ONGs a través de las cuales se están cambiando últimamente muchas cosas -sin ir más lejos solo hay que ver el tratado de armas aprobado recientemente. Aquí una puede hacerse socia y dejarles hacer o hacerse voluntaria y participar en la actividad. También está nuestro querido comercio justo y el consumo responsable que es una forma de castigar a los que producen de formas irresponsables e insolidarias y valorizar el esfuerzo de los que producen de un modo justo.
Por analizar un ejemplo concreto tomemos el caso de Zara que hace un par de semanas volvía a ocupar espacio en los medios por la denuncia interpuesta por una ONG Argentina que acusa a la multinacional textil de utilizar talleres clandestinos donde se aplican prácticas que rozan la esclavitud. La multinacional ha respondido tajantemente a las acusaciones, negándolas por supuesto. Sin embargo, sean o no ciertas, estas acusaciones vuelven a poner de manifiesto que estamos inmersos en un modelo económico y social absolutamente injusto. Ante esta situación tenemos varias opciones, podemos entrar en la página de la web de la campaña Ropa Limpia, informarnos y apoyar sus peticiones y sus esfuerzos, también podemos ir a las tiendas de Intermon Oxfam y comprar algo de la nueva colección de moda de comercio justo Veraluna, otra opción es buscar otras colecciones de ropa diseñada y producida en España, como por ejemplo Divina Providencia, y apoyar de este modo nuestra economía local y, finalmente, podemos hacer un escrache en la puerta de las tiendas, como han hecho en Buenos Aires hace un par de días.
En resumen, sin ser este un análisis exhaustivo, podemos afirmar que existen opciones de activismo diario a la medida de todas las capacidades. La pregunta es que estamos esperando para practicar alguno de ellos de forma contundente y sistemática. En España somos más de 47 millones de personas, a una acción por personas les aseguro que podríamos cambiar el mundo entero. Dejemos de ser solidarios y pasemos a ser comprometidos de una vez, el momento es ahora, más que nunca.
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