Un diagnóstico realista
No habrá recuperación en 2013, la de 2014 será débil y siguen las dudas sobre el déficit
Los indicadores económicos ratifican algo evidente para casi todos los analistas e instituciones, excepto para el Gobierno español: que la recesión intensa continuará durante 2013 e incluso puede extenderse a 2014. El Banco España prevé para ese año una contracción del PIB del 1,5% y un aumento de la tasa de paro hasta el 27%. Pronostica que la destrucción de empleo continuará durante 2014, un análisis perfectamente coherente con la dureza de la recesión y con el hecho obligado de que el Gobierno tendrá que seguir recortando el gasto y quizá enfrentándose a subidas de de impuestos, mejor o peor disimuladas, debido a que el déficit público sigue sin estar controlado. La Comisión Europea ha obligado a España a elevar el déficit de 2012 desde el 6,74% del PIB anunciado por Hacienda hasta el 6,98%, por la aplicación de un principio básico, y es que las devoluciones fiscales se contabilicen en el ejercicio correspondiente y no se desplacen hasta el siguiente, como había hecho España para cuadrar artificiosamente las cuentas.
El problema es que el Gobierno está obligado a practicar nuevos ajustes públicos, que los aplicados hasta el momento han dado resultados mediocres —no han conseguido situarlo en el objetivo del 6,3%— y que, por lo tanto, la política económica contribuirá a prolongar la recesión y retrasará la salida de la crisis. Y no sólo por el efecto directo de la falta de capital público, sino por la repercusión en los mercados de la incertidumbre sobre el déficit real. La rectificación impuesta por Bruselas provocó una elevación inmediata de la prima de riesgo y una subida del bono a diez años por encima del 5%. La financiación estable de la economía no es posible con vaivenes continuos de credibilidad.
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Hay términos que no son sinónimos. La recesión es un concepto estadístico y terminará cuando la economía española entre en una fase de crecimiento. Pero aunque termine la fase recesiva aguda, la situación delicada de la economía española puede prolongarse debido a las dificultades para generar empleo neto, algo que probablemente no se conseguirá hasta que la economía crezca por encima del 1%, y por el peso de los costes asociados a un volumen excesivo de paro.
Huelga la complacencia pública del Gobierno, fundada tan sólo en el retorno de los capitales después de la desastrosa fuga registrada en 2012. Cuando se escucha al equipo económico, parece que la crisis ha quedado atrás. Sin embargo, todavía quedan al menos cuatro trimestres muy duros. Es imprescindible que el equipo de Mariano Rajoy modifique rápidamente sus previsiones económicas para este año y para 2014. Ya que no parece dispuesto a negociar en Europa financiación para aplicar políticas de estímulo, que se esfuerce al menos en bajar los costes financieros de la economía. Es decir, reducir la prima de riesgo solicitando una intervención del BCE en el mercado de deuda.
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