Nueva imagen de Michelle Obama para el segundo mandato en la Casa Blanca

En su retrato oficial de 2009, recién aterrizada en la Casa Blanca, Michelle Obama, esposa del primer presidente negro de Estados Unidos, enseñaba sus famosos brazos esculpidos a base de horas de sudor en el gimnasio —lo que fue muy criticado, ya que hubo quien consideró que el atuendo elegido no era el más apropiado—. Su pelo, aunque tratado químicamente para domar los rizos que imponen los genes de su raza, todavía tenía volumen.

 Cuatro años y un mandato presidencial después, la señora de Obama luce muy distinta en su nueva fotografía —de Chuck Kennedy—. Mucho más relajada —el presidente también en la suya, en esta ocasión incluso sonríe mostrando abiertamente su perfecta dentadura, además de ya peinar canas—, con un collar de perlas de una sola vuelta —en 2009 eran dos—, Michelle Obama viste un sencillo vestido azul marino y violeta de Reed Krakoff.

Pero en esta ocasión los comentarios —el revuelo si se quiere ser más dramático— no proceden de la vestimenta. Lo que sigue dando que hablar es el flequillo que ha adoptado para su nueva imagen la esposa de Obama, o como el presidente decidió calificarlo: “El evento más significativo del fin de semana de la inauguración presidencial”, que fue cuando Michelle Obama decidió cortarse el pelo, lo que coincidió con su cumpleaños.

Tanto se ha hablado de los bangs (así es como en inglés se denomina al flequillo, en plural) de Michelle Obama que esta semana ella misma explicaba, con sentido del humor, a qué se debía su nuevo look. “He sufrido lo que se conoce como la crisis de la mediana edad”, dijo la primera dama sobre su reciente 49º cumpleaños. “Y ante la imposibilidad de comprarme un coche deportivo o lanzarme a hacer puenting, decidí que lo más apropiado era cortarme el flequillo”. Ya hay quien dice que la verdadera revolución está por llegar y no sucederá hasta que la mujer de Obama lleve su pelo natural, a lo afro.