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Belleza, investigación y una visión futurista rodean al geógrafo y explorador Alejandro de Humboldt (Berlín, 1769-1859) desde el momento en el que decidió lanzarse a la aventura y mostrar al mundo los lugares más recónditos de la tierra. El padre de la geografía moderna exhibe y ofrece en ‘Vistas de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América’ (Marcial Pons. Ediciones de Historia) una visión del origen y los primeros pasos del de las artes de los pueblos indígenas revolucionarios para el siglo XIX. En este libro se muestran en láminas vestigios de arquitectura y escultura; cuadros históricos; jeroglíficos relativos a la división del tiempo y el calendario; representación de los monumentos que atañen al estudio filosófico de la humanidad y visiones pintorescas de los lugares más notable del nuevo continente. Cuando comenzó la conquista de América, señala Humboldt, “la atención de Europa se centró en las gigantescas construcciones de Cuzco, las grandes rutas que atravesaban las cordilleras, las pirámides escalonadas, el culto y la escritura simbólica de los mexicanos”. Destaca con especial interés que los pueblos indígenas estaban unidos íntimos lazos, pero sus rasgos de expresión en su tez, en su talla, diferencias tan marcadas como las que muestran los árabes, los persas y los eslavos entre sí, perteneciendo todos a la raza caucásica”.
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La visión más realista de un geógrafo

Belleza, investigación y una visión futurista rodean al geógrafo y explorador Alejandro de Humboldt (Berlín, 1769-1859) desde el momento en el que decidió lanzarse a la aventura y mostrar al mundo los lugares más recónditos de la tierra.

Aurora Intxausti
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