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Columna
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Octubre

La responsabilidad ante el creciente sufrimiento no es solo del Estado. ¿Qué estoy, qué estamos haciendo?

Qué otoño. Remolinos de gente en las calles, desolación creciente, un filo de violencia que me asusta. No solo se han multiplicado por tres desde 2007 las personas que acuden a Cáritas, sino que además son mucho más pobres. ¿Y qué estamos haciendo frente a tanta miseria? Pues cosas muy raras. Por ejemplo, al Ministerio de Sanidad se le ha ocurrido la revolucionaria idea de exigir a los sin papeles el pago de una póliza para acceder a lo más básico del sistema de salud: 710 euros anuales hasta los 64 años, y 1.864 euros de 65 en adelante. A ver qué sin papeles va a poder pagarlo.

Tampoco creo que un enfrentamiento callejero constante y probablemente cada vez más radical traiga nada bueno. Y desde luego desconfío de la represión: si van a acusar de algo a los detenidos de estos días, quiero vídeos bien claros que demuestren su culpa. No entiendo esta España. Un lector, Francisco Cuenca, me cuenta que en este mes de octubre morirán cientos de miles de pajarillos por el uso del parany, un método ilegal de caza que se sigue utilizando en la Comunidad Valenciana y Cataluña, y que consiste en atraer a las aves a una zona embadurnada de pegamento. Para peor, y en contra de los tribunales españoles y europeos, la Generalitat parece estar preparando una ley para legalizarlo, con la excusa de que luego despegan a las aves y las sueltan (según el Supremo, no está demostrado que sobrevivan al pringue de la liga). ¿Por qué será que veo una continuidad en todo esto, en ese descuido criminal hacia los pájaros y en el desconocimiento casi marciano de las necesidades de los más desprotegidos? La misma falta de empatía, pareja indiferencia. Por cierto: la responsabilidad ante el creciente sufrimiento no es solo del Estado. Además de criticar al Ministerio de Sanidad y de dar la bronca contra el Gobierno, ¿qué estoy, qué estamos haciendo?

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